PD AU: III

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La noche avanzó, pero la celebración seguía en su apogeo.

Kyle observaba desde la tienda con las pistolas en mano. Aún estaba muy lejos así que aprovechó la primera oportunidad y rodó hasta la siguiente tienda vacía. No pudo evitar pensar en que, si no fuera por la intervención de la anciana, seguro estarían con las entrañas al aire en ese momento.

Eric ya acaparaba toda la atención. Ocupaba el lugar central en la celebración y hablaba con los habitantes. Kyle podía asegurar que esa tribu ya estaba perdida, lo único que más o menos te salvaba de Eric Cartman era que no entendiera tu idioma, pero si lo hacía ya tenía una enorme ventaja sobre quien fuera. Lo había averiguado con el pasar de los años. South Town estaba lleno de extranjeros, Eric desde pequeño supo tratar con todos. Eso le otorgó a pronta edad el puesto de asistente del alcalde Broflovski y suponía que por la misma razón se había convertido en el sheriff.

Kyle no sabía cuál era el plan, pero evitó hacerse demasiada cabeza al respecto. Solo «cuidaría» que nadie lo mordiera o algo así. Aunque sentía que no era necesario, Eric ya hasta rodeaba con un brazo a un indio y llevaba una botella de vino (robada de su propia reserva) en la otra mano.

En algún momento, silenciosa y pequeña, apareció la anciana. Le colocaron un cojín de cuero junto al fuego y después de sentarse llamó con un gestó a Eric. La expresión de este mutó al instante. Su sonrisa relajada cambió por un semblante atento y calculador. Algo estaba por pasar y Kyle presentía que no sería nada bueno.

Al momento el campamento guardó silencio por primera vez. Las llamas ardían con una fuerza sobrenatural. De a poco creció un murmullo grave. Todos los guerreros decían «uh, uh, uh» rítmicos, como si prepararan un ritual. Entonces, de la tienda principal salió el líder. Enorme y fibroso, poseedor de una mirada feroz carente de toda humanidad. Kyle entendió, sin necesidad de aclaración, que él era quien se comía a los hombres que capturaban. No era secreto que por esos lares solo los que creían absorber la fuerza de lo consumido, operaban a sus tribus para conseguir carne humana.

Eric se irguió en toda su altura y se plantó frente a él con una seriedad magistral. Cualquiera diría que desde hacía años se mentalizaba para enfrentarse al jefe caníbal de esa tribu, pero no, era todo un plan que pensó en menos de una hora, gracias a la información de la anciana y la confianza en sus propias habilidades. A pesar de estar al tanto de todo eso, Kyle acalló sus nervios y empuñó con más firmeza sus pistolas. Apuntó a la cabeza del jefe y del guerrero más cercano.

Entonces, el Gran Jefe llevó a cabo un acto impensable. Se arrodilló frente a Eric y le miró expectante. No portaba armas, solo vestía un taparrabos. Cartman sonrió, con esa sonrisa que Kyle conocía tan bien. La había visto en su propio padre cuando mandó a la horca a Randy Marsh y ahora la veía en Eric, de una forma que le revolvía el estómago.

Todo lo que aconteció después tuvo lugar en escasos segundos. Con una brutalidad que dejó a los indios pasmados, Eric golpeó al gran jefe en su rostro desprotegido, justo en medio del labio superior y la parte inferior de la nariz. Acto seguido lo pateó con una fuerza que lo sofocó. Y sin dejarlo levantarse por completo, le quebró la quijada pisándola con firmeza. El gran jefe quedó sin vida en el suelo, como un formidable muñeco de trapo. Eric observó su obra con la misma frialdad que usaría para clasificar las partes de un ternero.

Kyle tenía una ventaja sobre la tribu y era que se esperaba alguna mierda excéntrica. Sí, estaba al tanto de que Eric sabía artes marciales, su fuerte nunca fueron las armas después de todo. Pero verlo con un control tan completo sobre su cuerpo era impactante. No juzgaba a Eric por el asesinato, no era quién para hacerlo. Solo pensó... Wow.

Quizás por la pequeña mirada compungida que le notó, también pensó en su lado opuesto. Siempre fue capaz de ver una dulzura impensable en ese gordo bastardo. Uno de sus mejores recuerdos era cuando (con 10 años) se colaron en el cabaret del señor Marsh, que escondía un prostíbulo en su interior. Jugaron en los vestuarios probándose pelucas y vestidos polvorientos, en una sana competencia de «a que tú te ves más marica». En algún momento fueron sorprendidos y Eric no llegó a esconderse. Por suerte, el travesti que lo encontró era el organizador y lo confundió con una actriz. Así que Cartman tuvo que subir al escenario para disimular y cantarle a un mar de hombres entontecidos. Kyle observó todo desde su escondite tras el telón, también llevaba un vestido y una peluca, pero seguía pareciendo un chico. En cambio, Eric adoptó completamente su papel femenino. Kyle sofocó sus risas y no se perdió detalle, planeaba joder a su amigo por siempre con ello. Eric al principio refunfuñó y llamó «jodidos borrachos» al público, pero en algún momento le tomó gusto al asunto. Porque se sabía la canción o quién sabe. Terminó ofreciendo el mejor espectáculo que ese sucio lugar había presenciado en largo tiempo. Sin embargo, no estaba acostumbrado a esos tacones que llevaba, por lo que, tras un mal paso, trastabilló y cayó del escenario. Los acontecimientos siguientes Kyle los recordaba de manera desordenada: él llevando de la mano al lloroso Eric, él pateando a un tipo que se abalanzó sobre Eric, él curando las heridas de Eric, la sensación de hundimiento en su estómago al verlo caer...

El Coleccionista [Kyman★Week★2018]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora