Me gustas.

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"Me gustas Alessia"

¿Porque aquellas malditas tres palabras no dejaban de resonar en mi cabeza una y otra vez?

No me podía enamorar de un idiota que no tenía la valentía para confesarme su amor frente a frente.

Deje la nota en alguna parte de mi mochila y cerré mi casillero sin antes haber tomado la libreta que necesitaba.

Camine por el pasillo que casi estaba desierto y como siempre, Alessia mala suerte Hidalgo tenía que tropezarse.

Genial — pensé.

Lo siento — exclamó el chico, porque si de algo estaba segura, es que ese cuerpo que había chocado con el mío y la voz, no eran de una chica.

Sonreí.

Ya es una costumbre chocar, ¿no? — dije, mientras me frotaba el hombro levemente.

Adonis sonrió.

Si y es raro, nunca planeo verte — admitió — te juro que no es como que yo vaya por la vida diciendo: vamos a toparnos con Alessia y hagamos que caiga al suelo — dijo, tratando de reprimir una risota.

Sonreí — lo mismo digo — dije, tratando de también reprimir una risa.

Cruzamos miradas por un par de segundos que a mi parecer, parecieron durar más de una eternidad; Adonis pasó su mano levemente por mi rostro para después quitar un rebelde mechón de cabello.

Su tacto era suave y delicado, como si tuviera miedo de tocarme, como si estuviera seguro de que al más mínimo movimiento, me fuera a desmoronar.

Me sonrojé.

Adonis se permitió soltar una risa lo suficientemente fuerte como para que yo la oyera — te ves preciosa cuando te sonrojas — dijo.

Sonrió por lo bajo.

Gracias, Adonis — dije con las mejillas más rojas que un tomate, casi apunto de explotar por la vergüenza.

Asintió para después dejar un casto beso en mi mejilla.

Sentí que mis mejillas iban a explotar — aún más — de lo rojas que estaban.

Demonios.

Sonreí ante su acto.

Adonis se fue sin más y yo, imité su acto.

(...)

Caminé de regreso a casa dándole — como ya se había hecho costumbre — vueltas al asunto.

Había algo en Adonis que me gustaba y me proporcionaba un tipo de confianza que quizás había dejado de sentir hace un par de tiempo atrás.

Era increíble que me hubiera sonrojado y casi explotado de la vergüenza ante si acto, cuando otros chicos lo han hecho y no ha pasado nada de lo que ha pasado hoy.

La idea de que Adonis comience a gustarme, me aterra.

Ahora mi cabeza es un mar de dudas y yo soy un pececillo apunto de ahogarse en el.

Si me gustara Adonis lo sabría ya, pero me siento confundida respecto a el así que, no me gusta pero, ¿qué tal el chico de las cartas?
El me agrada, a pesar de insultarlo bastante y mandarlo al infierno más de una vez, en un buen sujeto. No se quien es pero me cae bastante bien y tengo miedo de que como suele suceder en las novelas, me llegue a enamorar de alguien que no le conozco ni un pelo ni nada.

Llegue a mi casa y aún con la laguna mental, entré y me dirigí a la cocina.

Tome un poco del espagueti que estaba en la olla y me senté a comer.

Mis padres aún no llegaban del trabajo o tal vez, se habían ido de nuevo. Así que tenía el tiempo suficiente para:
A) Sumergirme en la miseria.
B) Consultar con mi amiga sobre esto.
C) Volver a hundirme en la laguna mental porque es lo que mejor se hacer o al menos, estos días se me ha dado hacerlo bien.

Termine de almorzar y justo como lo había planeado, me sumergí en la amada e inigualable miseria esperando que eso me ayudara a encontrar una respuesta a mi problema.

Hey tú, rómpeme el corazón. ©️| Terminada✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora