Nuestra Navidad

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Ambos chicos siguieron con desesperación compartiendo sus labios. Sting delito sus manos por la espalda de Rogue, tomándose su tiempo para acariciar aquel, hasta llegar al trasero de Rogue y asegurarse de darle un buen apretón.

-¿Por qué no vamos a mi habitación?.-   Rogue propuso casi suplicado.

Sting cargo el liviano cuerpo de pelinegro entre sus brazos, mientras el contrario apreciaba el bello rostro de su novio

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Sting cargo el liviano cuerpo de pelinegro entre sus brazos, mientras el contrario apreciaba el bello rostro de su novio. Mientras llegaban a la habitación el pulso de ambos incremento, al punto de que podían escucharlos. Sabían que hacia mucho que no compartían en intimidad, estaban emocionados, felices y deseoso.

El rubio deposito al pelinegro en su cama. Se hinco para quedar a la altura de este y continuar con unos tímidos pero decididos besos. Rogue desabotonaba la camisa del rubio, quería ver aquel maravilloso cuerpo que lo volvía loco. Y cuando por fin pudo retirar aquella prenda y dejar aquel trabajado torso desnudo.

-Dame un segundo.- Sting interrumpir el beso.

-Mmmmm claro.- dijo dudosos el ojicarmesi.

Lugo de mirar aquella fornida espalda salir de la habitación, lo siguiente que Rogue pudo ver fue una verdadera revelación. Había olvidado lo fetichista que podía llegar a ser el rubio. Pero debía admitir que lo que miraba le encantaba.

-Eres un pervertido-. Sonrió con satisfacción, al ver las fachas en las que regresaba el rubio.

Miro al rubio con aquellas alas de ángel. Y las pocas dudas que tenia se disiparon. Sting era un verdadero ángel. Tan parecido a aquellas estatuas de ángeles esculpidas por los mas aclamados artistas de la historia. Y lo mejor para Rogue sabia que ese ángel era todo suyo, y de nadie más.

-El ángel de la pasión.- Rogue se burlo. Logrando sonrojar al rubio.

-¿No te gusta?.- Los ojos de Sting se pusieron blanco, pensando que el pelinegro se burlaba de él.

-Ven acá, Gabriel.  Llévame  al paraíso.-

Y eso basto para que Sting se abalanzara como una fiera sedienta. Recostó delicadamente al pelinegro mientras besaba su cuello aprovechaba para desnudar al pelinegro. Las prendas de este simplemente salían volando. Aterrizando en algún lugar del suelo.

-Rogue.- Gimió Sting depositando besos por el pecho del chico. Saciando las ganas que sus labios tenían del cuerpo de Rogue.

Rogue aprovechaba para bajar el pantalón del rubio. Lográndolo, sabia que debía hacer aquello que ya tenia más de un año sin hacer.

-Nunca le he echo un oral a un ángel.- Rogue tomaba el rostro del rubio.

-Esto tiene solución.- Vaya que el rubio se estaba metiendo muy bien en el papel.

Sin separar sus labios. Intercambiaron de posición. Rogue se aseguro de quedar en una posición que le permitiera ver aquel hermoso cuerpo que tenia sobre la cama.

Nuestra Navidad (StinGue)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora