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Vete coméntale
Dile que llego de noche bien tarde
Hago que tu cuerpo sea un arte
De la cual yo quiero dibujarte 
Ella te va entender

Quinto mes:

Todo iba bastante bien, Christopher y yo teníamos que ser mucho más cuidadosos porque no solamente estaba en la casa mi madre sino que estaba mi "prometido" y los de limpieza ya se habían corrido el chisme.

Aquel fantastico día que dormí con él estuvieron a punto de descubrirnos pero para mi suerte fingí haberme levantado muy temprano y haber ido a la cocina, supimos esconder bastante bien la situación.

—Erick...¿puedes venir un minuto?— Escuché el llamado desde la oficina de Joel, porque si, mamá había reservado una habitación solo para que ocupara como oficina. Beneficios de ser el "hombre" de la relación, o eso creía mi progenitora.

Cada vez que daba un paso por la escalera miles de pensamientos cruzaban mi cabeza, Joel no era de hablar casi nada conmigo, es más, solo compartíamos la habitación porque se la pasaba encerrado en su oficina.

Uno de mis pensamientos cayó sobre mi como agua fría. ¿y si me había descubierto él? De seguro le contaría a mi madre y estaría acabado.

Traté de alejar esa idea de mi cabeza y respiré profundamente antes de golpear con los nudillos la gran puerta de madera barnizada frente a mi.

—¿Sí?—Escuché un ligero "pasa" así que entré sin más. Estaba sentado sobre la mesa del escritorio, despreocupado, era un lado de el que jamás me imaginé ver, casi siempre que cruzabamos miradas parecía molesto conmigo o simplemente estresado, con grandes ojeras bajo sus orbes café oscuros, esta vez había un ligero brillo en ellos que me hizo tragar saliva.

¿Qué tal si me pedía que hicieramos algo como pareja? mis manos sudaron de solo pensarlo, tuve que secarlas en mis jeans.

—Llamaba para preguntarte algo, quiero charlar sobre unas cosas que me tienen un poco preocupado...— Mis nervios aumentaron considerablemente.

—Oh, si, no hay problema, sueltalo.—Balanceó sus piernas sobre el escritorio y sonrió mirando hacia un costado como si fuera la pregunta más estúpida del mundo. —¿Tú estás de acuerdo con este matrimonio?— Oh, si era la pregunta más estúpida del mundo.

Rasqué mi nuca, tratando de encontrar las palabras para decírselo de una forma que no arruinara todo y me delatara con mi madre.

—En ciertos aspectos se puede decir que sí.— Y no mentía, si bien había aceptado al principio, no esperaba encontrarme con alguien del cual me estuviera enamorando.

—Y ahora dime ¿Qué piensas de las relaciones con infidelidad?— Una gran gota de sudor cayó por mi frente, mi boca se secó en segundos y sentía que me desmayaría. Sabía a donde se dirigía este tema.

—Sé a donde se dirige este tema—Solté cabizbajo—Solo no le cuentes a mi madre por favor.—

—No ¿Cómo crees que le contaría a tu madre que el futuro esposo de su hijo lo está engañando?—

—Espera ¡¿Qué?!—Abrí los ojos de par en par, su rostro palideció.

—¿Qué de qué? tú-u eh no hablabamos de mi, Yoandri- eh no?—Negué repetidas veces— Oh mierda, la he cagado.

No sabía que decir, me encontraba tan shockeado como él, ¿acaso el también me está engañando? Nuevamente no sabía que pensar sobre eso, estaba ¿feliz? quizá mi ego fue un poco ¿golpeado? De repente entre mis tantos pensamientos se coló un sollozo.

Coméntale |chriserick|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora