Capitulo Dos: "Smile"

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-Jimin, ¿Estás seguro?

Otra vez ese maldito sueño, o debería decir, pesadilla.

Me encontraba sentado en mi cama, con una expresión de sorpresa mientras pequeñas gotas de sudor recorrían mi frente, teniendo el cabello mojado, junto con mi rostro.

Las mantas estaban en el suelo, algunas almohadas también, mi diario se encontraba en el suelo, con la última página abierta que decía "Mamá, te extraño".

Empecé a llorar descontroladamente, mientras gritaba desesperado, agarraba fuertemente las mantas que aún yacían en mi cama, miraba hacia el techo con los ojos cerrados, tratando de controlarme, pero no paraba, todas las noches era lo mismo, ya no sabía qué hacer.

Sólo me dejé llevar, necesitaba desahogarme de algún modo.

Tan solo en el día llevaba una sonrisa, llena de falsedad y tristeza, haciendo ver que todo estaba perfecto y alegre.

Es por eso que Min me dice: "Tienes una vida perfecta", sin conocerme completamente.

Me gustaría contarle a alguien todas mis penas, mis pasatiempos, mis cosas, pero no tengo a esa persona.

Necesito el hombro de alguien.

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Era de mañana, ahora el sol brillaba, tratando de que sus rayos entren por mi ventana, y eso hacia.

Me desperté al sentir calor.

Me había olvidado de cerrar la cortina, estaba tan inundado en mis pensamientos, que todo lo lógico se me fue.

Me levanté sin ánimo, mis lágrimas aún caían, mientras caminaba hacia mi closet.

Lo abrí, dejando ver toda mi ropa, incluso aquella que ya era muy pequeña para mí.

Tomé mi uniforme y me lo coloqué.

Fui rápidamente al baño.

Me vi al espejo.

Qué horrenda cara tienes Jimin, todo un desastre.

Tus labios hinchados, tus ojos pequeños y ojeras bastante oscuras.

Tus ojos tristes y cristalizados.

Traté de sonreír.

Mi sonrisa emanaba "alegría", mientras mis ojos pena.

Hasta mi sonrisa era rara.

Mi cabello rubio, todo desastroso, estaba para todos lados, algunas partes enredadas, horrible.

Mi sonrisa falsa desapareció.

Abrí el grifo del agua, para luego tomarla con mis manos y echarmelo en la cara.

Aún así, ésta expresión, ni cara cambiaba.

Tomé mi cepillo de dientes.

Tendré una sonrisa resplandeciente.

Me los terminé de lavar y salí del baño, para luego ir a mi cuarto.

Tomé mi mochila, para luego quedarme parado y llorar.

Ya para Jimin.

Ya para.

Ya es suficiente.

¡HE DICHO QUE PARES!

Mi mente hablaba, mientras me secaba las lágrimas con mis manos.

Descontroladamente gotas salían, y salían, como si no hubiera un mañana, mis manos ya se encontraban húmedas, y aún estaba allí, esperando lo imposible.

No tenía apetito.

No quería nada.

Solo llorar.

Hay días en los que uno quiere llorar, quizá sin ningún motivo, pero quiere, porque es lo único que puedes hacer.

Quizá hasta un problema pequeño te hace entrar en depresión.

Pero es común, eres libre de llorar y desahogarte cuanto quieras, y como quieras.

Si quieres gritar, grita.

Si quieres cantar, canta.

Si quieres bailar, baila.

Llora, desahógate con lo que más te gusta.

Quizá tocando algún instrumento.

O... Viendo paisajes espléndidos.

Hazlo, nadie te lo puede impedir

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Ya estaba afuera de casa, con un ánimo de porquería.

Caminé y caminé, con la mirada baja, hasta llegar a la entrada de mi escuela.

Me quedé parado allí, levanté mi mirada y apreté los puños, tomé mucho aire y di un paso.

Levanté una mano y Sonreí.

Sonrisa resplandeciente.

-¡Chicos!, ¡Ya llegué!

Los saludé con mi mano levantada.

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Me inspiré en la música, perdón, andaba sensible.

Pensaba en hacer un capítulo con Yoon Gi y Ji Min, pero salió algo sad.

Muy bien Aledis.

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Volveré por ti ·||· YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora