Mi Rojo, mi alfa (Bizzajay)

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MI ROJO, MI ALFA

En un lugar desolador y extraño donde solo se veía violencia y un caos que jamás vieron los que habían caído por azar del destino allí una mujer alfa de clase alta, pelirroja de pelo largo, ojos verdes armada con un hacha y ropas de combate típicas de su tribu estaba protegiendo los alrededores de su campamento ya que su compañero omega, un hombre muy alto (de más de dos metros) ojos azul cielo, moreno, de piel grisácea y ahora con un aspecto indefenso al estar abrazándose a sí mismo y temblando. Se encontraba dentro del pequeño campamento sufriendo con aquellos calores terribles propios del celo.

No era la primera vez que sufría aquello. Recordaba la primera vez que tuvo su celo y que sus compañeros de equipo tuvieron que alejarse de él por su intenso olor tan tentador para cualquier alfa; en esa ocasión no entendía lo que le pasaba, tenía miedo de que hubiera enfermado gravemente y que su enfermedad fuera contagiosa ya que sus compañeros se alejaron de él, especialmente al que llamaba Rojo que era lo que más le dolía de eso.

Recordaba que en ese momento solo podía retorcerse de dolor, de ese calor insufrible en su bajo vientre que se extendía por todo su cuerpo, de que por mucho que tomara aire no le era suficiente, de su entrada húmeda que se contraía como si estuviera pidiéndole algo y que se encontraba completamente solo como ahora.

En su momento vino Red Robin para apoyarle y explicarle lo que le ocurría con bastante dificultad ya que para un ser que perdía la concentración en toda conversación que tuviera más de dos oraciones era muy difícil entender eso del celo y de las castas pero lo que sí entendió es que esto se repetiría y que cuando estaba así ni su amiga Roja ni su amigo Rojo podían estar cerca de él. La ausencia de este último le dolía más que a ninguno, siempre que estaba en celo sentía miedo por no saber lo que le ocurría a su cuerpo y el olor de Jason le hacía sentirse protegido.

En ese primer celo lo metieron en una sala especial que había en la Batcueva para los celos de Superman por lo que pensaron que sería un lugar idóneo para él. Era un cuarto más que acogedor y preparado para el celo de un omega kriptoniano pero para Bizarro solo era una cárcel. Odiaba la soledad, necesitaba compañía y aunque Tim fuera un omega que le ayudaba y le apoyaba a Bizarro no le era suficiente y acababa llorando por aquella frustración y deseo doloroso que invadía su cuerpo.

Todo fue horrible hasta que el segundo día de su primer celo le vino un olor muy familiar que llamaba de vez en cuando cuando ya no podía más

– ¿B? – sin duda era la voz de su Rojo detrás de aquella puerta blindada echa especialmente para soportar cualquier golpe o intento de huida por parte de aquella raza tan poderosa. Bizarro se acercó a la puerta con bastante dificultad ya que sus piernas de fallaban y cuando al fin llegó a la puerta se apoyó sin golpearla como hizo la primera vez – B, ¿estás durmiendo?

– Rojo, cuerpo Bizarro doler, mi querer tú aquí – dijo lleno de dolor y confundido por todo aunque ahora se sentía más reconfortado al percibir el olor del forajido – mi solo, mi miedo – dijo a punto de llorar.

– Tranquilo, pronto pasará grandullón, tienes que ser fuerte – dijo Jason aguantando su deseo de abrir la puerta y poseer a ese omega pero en cuanto Tim le dijo lo que le estaba ocurriendo a Bizarro y cómo le llamaba decidió darle su apoyo – te he traído algo para que no estés tan solo, acércate al compartimento al lado de la puerta – sacó de su chaqueta el peluche del clon y se lo pasó, era la única forma que se le ocurría de que no se sintiera solo.

En cuanto vi el peluche Bizarro lo tomó y lo abrazó con cuidado ya que no era la primera vez que lo rompía por su fuerza y aspiró el olor que se le quedó del alfa

– Me tengo que ir – informó Jason que estaba en su límite ya que estaba empezando a salivar en abundancia y a notar sus colmillos listos para marcar al omega

– ¡No! Tú quedar por favor, mi miedo, Bizarro necesitar a Rojo – pidió ya que ese olor y saber que Jason estaba allí le calmaba – Rojo no dejar solo a Bizarro... por favor – pidió acercándose todo lo que podía a la puerta.

A Jason le dolió cómo lo decía su compañero y se lo pensó bien; todavía sentía ese deseo por marcarle pero aguantaría su lado salvaje y le brindaría la compañía que necesitaba el clon durante su primer celo así que se sentó en el suelo con la espalda apoyada en la puerta e intentó mantener una conversación con él.

Su segundo celo fue igual de doloroso que el anterior pero al menos Jason le había dejado algo de su ropa a petición de este ya que decía que lo calmaban por lo que, sin saber ni siquiera cómo se llamaba aquello, se hizo un nido con las ropas del líder sobre su gran cuerpo y abrazando a Puf Puf mientras que escuchaba en el otro lado a Jason hablarle, ya fuera para intentar contarle lo que había hecho hoy como para contarle un cuento. En ese estado Bizarro no entendía nada, solo estaba atento a su voz y al olor que se colaba dentro del cuarto y no le hacía sentirse tan solo aunque sí que aumentaba el calor de su cuerpo y un extraño deseo que su inocente mente no sabía cómo interpretarlo pero sabía que tenía que ver con Jason y sobre su cuerpo.

El tercer celo lo pilló cuando ya era consciente de todo a su alrededor y podía entender hasta la ecuación más compleja así que se preparó y creó un supresor que tanto él como Superman podrían tolerar y les afectaría como un supresor normal a un omega así que medio pudo sobrepasar su celo sin tener que estar encerrado y sin pasar la vergüenza de suplicar la compañía de ese alfa el cual empezaba a entender el porqué esa necesidad de estar con él: lo amaba y eso sí que lo asustaba más que tener ese celo insufrible.

Evidentemente con todo lo que ocurrió en tan poco tiempo no le dio tiempo ni siquiera a pensar en declararse, temía que toda su amistad acabara con su actual relación y a parte sabía que pronto regresaría a ser ese compañero inútil así que no quería cargar al alfa con esa responsabilidad innecesaria de tener un omega que no entendía nada y si en el caso de que tuvieran un cachorro (en el fondo a Bizarro le gustaba soñar) tuviera que cuidar de dos criaturas que no podían hacer nada por su cuenta, osease: a él y al bebé

Ahora que había ocurrido toda aquella catástrofe de la base y de su actual ubicación ahora volvía a ser un ser ignorante que ahora sufría y llamaba a su Rojo sin parar ya que por desgracia en todo aquel caos Bizarro no tenía sus supresores

– Rojo – le llamó lastimero en un pequeño jadeó con lágrimas en los ojos – Bizarro miedo y solo, mi necesitar a Rojo... mi necesitar a m-mi alfa – dijo retorciéndose de deseo y de dolor habiendo comprendido esos conceptos al fin cuando se volvió inteligente – mi quererlo aquí, Bizarro necesitarlo – se abrazó a sí mismo pidiéndole a todos los dioses existentes poder al menos escuchar su voz para calmarlo.

Lo necesitaba y más ahora que estaba en un lugar que desconocía siendo conocedor de sus sentimientos y del miedo que sentía al no tener a su lado a Jason.

FIN

Nota de autora: ¡Holi! ¿Qué tal va todo? ¿Les ha gustado? Sí, lo sé, es un poco raro pero es que quería escribir sobre un Bizarro omega XD, está puesto como que ha acabado pero probablemente suba de vez en cuando aquí relatos sobre este Bizarro Omega pero es solo un pensamiento que tengo porque entre los estudios y el trabajo no tengo tiempo para nada XD.

¡Gracias por leer! ;)

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