Do You Still Love me? «MiChaeng»

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Estabas a mi lado, desnuda, durmiendo tranquilamente mientras las sábanas te cubrían.

Te acariciaba el pelo, te encantaba que lo hiciera, mientras tus brazos me envolvían en un cálido abrazo.

Aún recordaba cuando nos conocimos, eras una chica tímida, que no había dado ni siquiera un beso a la mejilla.

Pero a mí, me diste 7, aún contados.

Para los demás no será mucho que te den siete besos en la mejilla, pero para mí significó mucho.

Significó que yo era importante.

Veíamos películas los viernes y sábados, sin falta, a las once de la noche.

Recuerdo cuando te ponías celosa de que yo viera películas con otra persona, me encantaba.

Recuerdo cuando me regalaste un pequeño llavero de pingüino, para los demás no era la gran cosa, pero para mí sí.

Ya que yo siempre te decía pingüino.

Recuerdo cuando aún estabamos en la escuela, con la emoción que me dijiste que habías visto un llavero de pingüino, pero tu voz se puso triste porque no lo compraste ya que tu mamá dijo que era feo.

Nunca le caí bien a esa señora.

Pero luego volviste a la tienda, sola, para comprarlo.

Me lo entregaste al día siguiente, llena de emoción.

Yo anteriormente te había regalado un pequeño llavero de tigre, para mí era feo, pero a ti te encantó y te negabas a que yo lo tirara.

Así que te lo dí, pocos segundos después de que tú me hayas leído un poema, con las mejillas rojas y yo saliera corriendo ya que las clases habían comenzado.

O cuando nos saltamos las clases, todos decían que yo era mala influencia para ti, incluso tu mamá no me dejaba salir contigo ya que yo no era de confianza, a tus amigas les caía mal por lo mismo, sólo a ti y a tu hermana les caía bien.

¿Quién diría que la de excelencia académica y mejor comportamiento se escaparía de clases para estar con la de bajas notas y comportamiento complicado?

Me encantaba que yo fuera la primera vez tuya, me sigue encantando.

Recuerdo cuando nos quedabamos hasta las 6 de la mañana conversando por teléfono, o cuando yo tenía que dormir y me pedías los dichosos "5 minutitos".

Ahora vivimos juntas, todo iba bien hasta ese día, en el que parecía lo más normal, en el que descansabas en mis brazos.