6.- El Gran Hechicero

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Hace muchos años un niño visitó a un gran hechicero, pues contaban que aquel ser con grandes poderes era capaz de cambiar el corazón de cualquier ser. Un alma corrompida por la oscuridad se volvería un ser sin malicia ni maldad, su poder era tan grande que fue conocido por todos los reinos, aunque el hechicero sólo aceptó quedarse ante una petición que resultaba prohibida para cualquier usuario de magia.

- no puedo - respondió cuando aquel pequeño príncipe de ojos azules llegó a su morada con un deseo al borde de las lágrimas.

-¿porqué? - el niño preguntó ante la negativa, intentando parar las lágrimas que habían aflorado ante su más íntimo deseo.

- No se puede revivir a un muerto - le dijo con pesar, bajó a la altura del niño y lo tomó del hombro - no existe ningún hechizo para devolverlos a como eran antes, si lo hiciera... serían muertos en vida, sin ningún tipo de emoción o recuerdo.-

El menor agachó su cabeza, estaba triste y sentía como su única esperanza desaparecía. Hizo un largo viaje para nada, para saber que jamás podría volver a ver a sus padres.

- Príncipe de la Oscuridad, si me permite - llamó nuevamente la atención del niño que levantaba su rostro con el rastro de lágrimas y unos ojos desolados - me quedaré a su lado, seré su consejero si se encuentra con alguna dificultad, su amigo en cualquier momento que requiera ser escuchado y su escudo cuando necesite.-

 ~☆~

Cuando Alfred veía correr por todo el jardín al menor de los chicos junto al gran perro, una mezcla de pastor alemán y gran danés, de la familia. En ocasiones se preguntaba cómo el amo Bruce dejaba pasar el tiempo y perdía, a su punto de vista, momentos valiosos con sus hijos.

El dia que le dieron los resultados Richard y a Jayson, él estuvo con ellos cuando abrieron la carta con sus resultados, vio como Richard bajaba la mirada un poco decepcionado con ser un beta de rango alto pues, en palabras del menor, era como si “la vida pensara que no era suficiente para ser un alfa”; también vio a Jayson derrumbarse al saber que era un omega, pues recordaba todo lo que vivían los omegas que llegó a conocer en las calles e incluso a su propia madre la vio sufrir por ser una omega.

El mayor tuvo que encontrar las palabras para subirle el animo a Richard, encontrando un modo de mostrarle que ser un beta de rango alto tenía más puntos positivos que ser un alfa, logró hacerle ver como su segunda naturaleza sería menos agresiva que un alfa y no dejaría de tener esa fuerza para oponerse.

Con Jayson fue más difícil, le costó que este le abriera la puerta y cuando logró se vio hablando con Jason sobre sus propios temores. Logró que este bajara un poco sus barreras al decirle que el se encargaría de darle la noticia a Bruce. Fue un tanto duró para el mayor el decirle a su niño, al cual seguiría llamando de ese modo sin importar su edad, que tendría que hablar con Jayson sobre su casta secundaria sin su ayuda.

Alfred sentía al amo Bruce tan suyo desde hace años, recordaba cada parte de la infancia del Wayne que le costaba en ocasiones creer lo mucho que había crecido y en otras ocasiones recordaba lo mucho que sufrió al perder a sus padres y aquel par de zafiros llenos de agua preguntando si él se quedaría a su lado.

Salió de sus recuerdos para continuar con sus labores y pensar de qué forma podría ayudar al joven Damian a convivir más con su padre.

~☆~

Sólo necesitaba estirarse más y lograría alcanzar su objetivo. John y Colón veían a su amigo estirarse sobre aquella rama intentando alcanzar una gran manzana roja, intentaron decirle que era  mala idea y que se metería en problemas… más tardaron en decirle que el Wayne en subir al árbol.

Una Madre Para DamianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora