Parte 2

220 35 12
                                    

Después de hablar con los reyes y tener su mente más confusa de lo que ya era de por sí, se vio arrastrado por un emocionado Lay que comenzó a hablar de lo increíble que era que nuevamente un humano haya podido entrar a su mundo.

Lay le contó que no había tenido tanto contacto con el anterior humano, ya que era menor, pero ahora que fue él (su amigo y hermana), quien lo encontró, su padre le había encargado la importante tarea de cuidarlo y enseñarle RainHa mientras hacía sus labores.

Por lo que el hada muy encantado, sacó al chico cuando sus preguntas fueros respondidas y no tanto aclaradas, no por lo menos como Suho hubiera querido, sin embargo, vio en su rostro aceptación y eso fue señal para llevarlo fuera y empezar a enseñarle todo.

De eso hace tres semanas.

Durante estos días que habían pasado la mayor parte del tiempo juntos, ambos se habían hecho muy unidos. Suho descubrió que RainHa era un lugar maravilloso, las hadas pasaban tiempo cuidándola y protegiéndola, todos se llevaban bien y no había quién no le dedicara un amigable saludo o una sonrisa.

Sin embargo para él, la única sonrisa que había estado presente desde el primer momento que la vio fue del hada príncipe.

Todo en él le parecía bellísimo, su sola presencia hacía que el lugar fuera más cálido, lleno de vida y color, las flores parecían sonreírle por caminar entre ellas como si estuvieran en dicha con su presencia. No por nada era el príncipe de las flores.

Poco a poco fue ganándose parte de su corazón, con esas sonrisas, los adorables gestos y las acciones tan nobles para con su comunidad, pues como príncipe, le había comentado que debía estar enterado de todas las necesidades de su mundo y todo lo que acontece en él.

Incluso hace unos días en la que lloró cuando una de las mariposas ya no pudo alzar el vuelo y su vida se consumió. Lay lloró y Suho lo reconfortó para hacerlo sentir mejor, pues al parecer las mismas flores no quisieron abrir el resto del día. Tenerlo en ese estado le hizo querer cuidarlo y protegerlo, hacerle reír siempre, y que ese hoyuelo nunca desapareciera.

Por lo que sin darse cuenta un profundo sentimiento fue creciendo, haciendo que no quisiera separase de él.

Lo que no era tan diferente para Lay, pues también sentía que empezaba a querer tener para sí al humano. Pero con ello también crecía el miedo, ya que, mientras más le tomara cariño, él sabía que la ausencia del chico sería más dura en el futuro que él se regrese a su mundo.

Así que dejando a un lado ese pensamiento decidió disfrutar de la cercanía del otro y pasar más tiempo con él. Y como el nacimiento de las hadas del agua estaba cerca decidió tenerlo como invitado especial. No todos los días se podía apreciar un hecho como tal.

Cuando el día llegó y los preparativos estaban más que listos, cosa que los príncipes y un Suho muy emocionado estuvieron supervisando y ayudando, Lay sonreía cálidamente mientras tejía otra corona de flores.

Era temprano cuando se levantó y empezó, comúnmente no se tardaba en crearlo, pero este era sumamente especial, entonces tenía que hacerlo lo mejor que podía. Lo alejó para observarlo mejor y asintió en forma de aprobación. Era perfecta para Suho.

Acomodó mejor el suyo y salió de su pieza para ir directo a la del humano, así que muy nervioso por lo que el otro le pudiera decir al darle la corona, tocó la puerta y esperó pacientemente a que el muchacho abriera.

Cuando lo hizo, la linda sonrisa del otro se instaló en él y la guardó en su memoria así como las anteriores que le había dado.

–Buenos días, Suho –dijo amablemente mientras tenía las manos detrás de su espalda para esconder la corona.

El príncipe de las flores [SuLay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora