•Capítulo 3•

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P. O. V. ADRIEN

Después de clases había invitado a Nathaniel a jugar videojuegos conmigo, claro que no pienso acelerar las cosas quiero que todo se de en su momento dado ya que con Nathaniel quiero hacer las cosas bien desde un principio.

Mi corazón latía demasiado rápido por la llegada de mi nathy, era tan especial cuando el estaba conmigo me encantaba pasar mucho tiempo a su lado por que simplemente era perfecto.

Lo que me enloquece de ese chico es su forma tan carismática de ser cuando ya lo conoces en confianza total, el brillo especial de sus ojos era simplemente perfecto, su sonrisa era maravillosa que para mi era un motivo suficiente para levantarme cada mañana, su físico antes mis ojos era perfecto, su precioso cabello naranja rojizo era divino y por últimos sus enormes ojos brillantes color azul eso que mostraban un hermoso brillo cuando estaba conmigo. En pocas palabras me enloquece todo de el.

[...]

Nathaniel ya había llegado, estábamos jugando videojuegos aunque sin que lo notará lo estaba dejando ganar bueno también por que me distraía mirando.

— ¡Deja de mirarme! —

— ¿Te molesta? —

— No, pero me pone nervioso —

Enseguida me abalanzó sobre el, estaba debajo mío se veía tan tierno y débil. No pude evitar más el momento comenze a acercarme a el, nuestra respiraciones comenzaron a mezclarse, la distancia entre nuestros labios cada vez era más corta.

Sentía que ya deseaba este momento con demasiada emoción, en cuestión de segundos Corte la distancia uniendonos en un beso que el había correspondido. Este beso era el más deseado y cuando se cumple es de las mejores sensaciones del mundo, me sentía tan bien.

Nos separamos.

— Adri, no quiero que juegues con mis sentimientos —

— Nathy, te prometo que no lo hago, para mi este beso lo espere una eternidad —

Nos sentamos en el suelo, miraba sus ojos y mi enorme sonrojo que traía en las mejillas.

Nuevamente me acercó a besarlo, todas las emociones nuevamente vuelven sintiéndome tan increíble en este beso que mucho espere para solo ser uno ¿cierto?

Al separarnos lo único que nos une es un hilo de saliva, me encontraba en el momento más mágico de las historias. Estando de frente mirando sus preciosos ojos que me facinan.

— ¿Puedes quedarte a dormir —

— Claro, ¿donde dormiré? —

— ¡En mi cama! —

— Adri, tengo algo que decirte —

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