Me dormí pensando que aunque había estado poco tiempo en el campamento, las amistades que había forjado iban a ser inolvidables. Realmente pensé que ojalá me equivocara, que ojalá quien muriera no fuera yo, que ojalá viviera felizmente en la ignorancia sin saber parte de lo que va a ocurrir en el futuro. Pero olvidé que las visiones normalmente no se equivocan, tal y como pude ver cuando fuimos a embarcar al Argo III.
Pero antes, sabía que no podía embarcar si no hablaba con una persona para arreglar un asunto. Así que me preparé, salí de mi cabaña, divisé esa característica cabellera y con paso firme me acerqué a él. Bueno, no tan firme. Vale, casi salgo corriendo pero él también me vio. Entonces, no tenía escapatoria.
- A ver, no nos conocemos mucho y no soy quien para meterme en tus asuntos. Bueno, a lo mejor sí que soy quien porque quiero ayudar a un amigo pero... - Al grano, que te desvías - A lo que iba, ¿estás saliendo, Will Solace, con Lilian Rose?
Su respuesta, una simple negación, fue precedida de una gran y brillante sonrisa.
-¿Cómo? ¡No! - Volvió a reírse.- Helena te has equivocado. Puedes estar confundida porque supongo que nos viste ayer, ¿no? - Asentí. - Lilian sí que tiene sentimientos por mí pero yo no por ella. Como no es mutuo, no estamos saliendo.
- Ufff, mejor. Osea, es decir, gracias por aclarármelo. De verdad, espero no ser molestia. No soy hija de Afrodita ni nada por el estilo pero es que mi "amigo" (si se le puede llamar así) no se iba a atrever a preguntártelo. Bueno, gracias. Ah, y que conste en acta que no siento ningún interés por ti, sin ánimo de ofender.
- Hasta pronto, Helena.
Ya solucionado el problema número uno, me dirigí a solucionar el problema número 2: ¿Quiero decirle a Nico que Will y Lilian no son pareja? Es probable que este problema pueda solucionarse con un tercero, el brazalete. Así que, como no, me fui a la cabaña de Afrodita a buscar a Taylor. Y cuando salió, fui directa:
- Vale, voy a quitarme el brazalete y me lo vas a sujetar. Quiero que me mires a los ojos y me digas que es lo que estoy sintiendo, ¿vale?
-"Muy buenos días, Tay. ¿Qué tal has dormido? ¿A qué vas a dedicar este día tan soleado? ¿Cómo te va?"
- Vale, vale... Lo he pillado. Buenos días, espero que hayas dormido muy bien y que disfrutes de este día tan soleado. ¿Cómo estás? Tengo una pregunta para ti. Mira, creo que me puedes ayudar con un problema que me ha surgido. Necesito que me sujetes el brazalete y que me mires a los ojos y me digas que es lo que estoy sintiendo. Mejor, ponte el brazalete.
- Te has pasado, pero así mejor. Trae, no se qué quieres conseguir...
Ya se lo había puesto cuando me empezó a mirar a los ojos fijamente. Pensé en la situación del día anterior, cuando vi a Nico destrozado, sin nadie a su lado que pudiera ayudarle, con lágrimas en los ojos. Pensé en Nico en general, en su pelo negro, en su característica chaqueta negra de aviador y en su no tan característica sonrisa que solo he podido ver una única vez, cuando gané esos cinco gloriosos dracmas.
- Helena, esto es impresionante. He pasado por mil emociones. Una detrás de otra. Primero, he sentido pena, angustia... Pero luego, he empezado a sentir alegría, como que algo en mi interior empezaba a... No sé, a sonreír. También he sentido amor. Pero no un amor sentimental, sino un amor de cariño, de amistad... Ahora mismo estoy sintiendo confusión...
- Sabes que ya puedes dejar de mirarme a los ojos, ¿no?
- Ah, vale, lo siento. - Me entregó mi brazalete.- ¿Qué es esto?
- Se supone que es un brazalete que hace que sientas lo que los demás están sintiendo mientras les miras a los ojos.
- Extraño, ¿no crees?
- Sí, un poco.
- ¿En qué estabas pensado? Si me lo quieres decir, claro.
- Bueno... - vacilé. - Estaba pensando en Nico. ¿Te acuerdas que te conté lo de Will y Lilian? Pues he ido a informarme y no están saliendo. Así que quería aclarar mis sentimientos, antes de contarle a Nico la verdad. Y, es cierto que me he despejado bastante.
- Y, ¿le vas a contar la verdad?
- Sí. Sé que lo que llegué a sentir ayer fue lo que él sentía y me dejó confundida. Pero, el amor que sentí, fue el de Nico hacia Will, no el mío. Estoy segura que Nico va a ser mi amigo, tarde o temprano. O eso espero.
Más tarde, lista para embarcar, fui al encuentro de Nico, que tenía que estar por alguna parte. Lo tenía ya a la vista cuando el señor D se aclaró la garganta para llamar la atención, como había aprendido en el escaso tiempo que llevaba en el campamento.
- Muy bien, campistas. Espero que tengáis todo lo necesario para esta peligrosa misión. Todos esperan - recibió un codazo de Quirón - ejem, quiero decir, todos esperamos que volváis sanos y salvos, al menos la mayoría. Os desean...mos mucha suerte en este viaje.
No sé muy bien que pasó, pero acabamos subiendo al barco volador Nico y yo a la vez, tal y como vi en la daga que estaba guardada en mi cinturón. Ordené mis prioridades y antes de subir definitivamente, me giré para despedirme, con un movimiento de manos, de Taylor y de los Stoll.
Grover nos empujaba hacia arriba mientras hacía el recuento tanto de provisiones como de personas. Él nos acompañaba ya que era nuestro protector y era su deber. También agradecía su presencia porque como futuramente viviría, le daba ánimos al grupo cuando nos enfrentábamos a algún contratiempo.
No me quise volver a dar la vuelta hacia el campamento, como suelen hacer los protagonistas de las películas. Si volvía a mirar hacia atrás, me arrepentiría y ya tendrían que correr mucho para alcanzarme mientras escapaba. Esa imagen se disipó de mi mente aunque me dejó con las ganas y con una sonrisa en la cara.
- Nunca había visto a alguien tan contento de ir en una misión. -dijo Grover.
- No estoy contenta, es que me acabo de acordar de una escena graciosa, y, ya sabes...
- No hace falta que me la cuentes, veo por dónde van los tiros. Me has visto caerme, ¿verdad? Tiene una explicación. Iba corriendo y no he visto por dónde iba, entonces me he chocado y se me ha caído todo lo que llevaba... ¿Por qué me miras así? No me digas que no lo has visto...
- Ahora no puedo parar de imaginármelo. - dije, evitando reírme en toda su cara.
- Vamos Helena, tira para arriba que te pesa el culo. - rió.
Mientras en otra parte del mundo...
-¡¿Dónde está?! ¡¿Dónde narices está?!
- ¿Qué es lo que busca tan desesperadamente, mi amo?
- Era una pieza muy importante para el plan que he tardado tanto en organizar, ¡y ha desaparecido!
- Pero, ¿está seguro de que ha desaparecido? ¿No estará escondido en algún lugar, en algún recoveco, en algún armario?
- No está. Ha desaparecido. ¿¡Cuántas veces lo tengo que repetir, viejo gusano!? ¿O quieres que te lo enseñe de otras maneras?
- No, amo. - agachó su cabeza.- Pero, se podrá sustituir por alguna otra cosa, ¿no? Seguro que encontramos algo similar.
- Era una pieza única en el mundo. No creo que podamos sustituirlo por ningún otro objeto mítico. Además, ningún objeto por antiguo que sea es más poderoso que este.
- Y, ¿qué es lo que se le ha perdido, es decir, lo que ha desaparecido, mi amo?
- Pues era el conjunto de joyas mágicas de... no recuerdo su nombre... Bueno, a lo que iba, esta pieza se compone de las joyas que utilizaba una mujer para aprovecharse de las debilidades humanas. Con ellas se puede controlar al otro, tanto llevándolas tú como el otro.
- Que interesante, mi amo. Por eso hay que encontrarlas tan pronto como sea posible. Dispongámonos a buscar, empecemos por el recibidor.
- No creo que se encuentre aquí ni que hayan desaparecido solas. Las ha robado alguien.
- ¿Quién, mi señor?
- Hades, por supuesto.
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Feliz Año 2018!!! Y gracias por acompañar a Helena en sus aventuras!
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Helena y el secreto de Urano
RandomCuando sólo queda una semana de instituto, Helena descubre que su familia no son lo que esperaba. Además averiguará cosas de su pasado en un viaje. Gracias a eso vivirá una gran aventura que no se olvidará de incluir a su alma gemela...