Di mi nombre

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Durante el viaje de 20 minutos en el auto de Raúl casi se me hizo imposible no parar de reír, él era de esas personas que tenía gracia para todo lo que hacía, todo lo que decía.

Llegamos a un bar un poco concurrido, lo que me incomodó levemente, haciendo que me alejara unos centímetros de Raúl, no sabía cómo era la prensa rosa en España, no quería averiguarlo, pero una foto nuestra entrando a un bar no iría bien para ninguno.

―Mesa a nombre de Joaquin Albero― dijo Raúl a la guapísima rubia que nos preguntó sobre alguna reservación― o alguna mierda así, no dudaría si el chaval reservara como "el folla abuelas" o algo.

Yo me reí y la rubia le lanzó a mi acompañante una mirada de "tú dime en cuatro y yo podría ladrar si quieres" pero Raúl le sonrió amablemente mientras nos indicaba la mesa.

A pesar de que todas las mesas están llenas y la gente entraba y salía, cuándo llegamos al lugar indicado todo se veía muy tranquilo, habían encontrado un lugar muy 'personal' por llamarlo de alguna forma. El primero en saludarme con dos besos fue Joaquín, enseguida me presentaron con 8cho ya que era el único al que no conocía en persona. Kajal, Ismael y Kion también estaban ahí.

―Creí que Ingrid vendría contigo, Isma―dije al saludarlo.

―Ha quedado con unas amigas y me ha abandonado con estos cabrones, ¿Y tú qué haces con este tío?―señaló a Raúl con un movimiento de cabeza.

―Que va ha hacer conmigo, estar con el mejor catalán de toda España, coño―respondió Raúl mientras se saludaban―pero si ya deberías hacer un poco de ejercicio, te estás poniendo, venga algo afelpado.

―Ándate a la mierda, tio―contestó Ismael tomando asiento.

Me senté entre él y Joaquín, quién no paraba de hacerme preguntas sobre qué tal la estaba pasando en su país. Luego de burlarme un poco de algunas costumbres españolas que no acaba de entender, como decir "tío" todos empezaron a intervenir.

Para no complicarme demasiado haré esta parte en formato de diálogo.

Joaquín: Es algo que simplemente se dice un asunto de confianza...
Ismael: No, no, es más que eso, pero como explicarlo...
Raúl: es casi el equivalente a que vosotros en México digáis "wey"
Daniel: pero no creo que vayáis por ahí diciendo "wey" a todo el mundo, en cambio aquí sí que podemos decírselo a cualquiera en una conversación.
Marisa: te sorprendería la cantidad de "weys" que un mexicano promedio suelta en una conversación coloquial.

Jordi: Pero que es ese olor a mierda...pero si es aquí la reunión de los capullos y mira nada más, qué mujer más guapa, qué haces sentada ahí con esos hijos de puta.

Él acaba de llegar a nuestra mesa guiado por la misma rubia de la entrada. Saludo a todos y a mí me dió un fuerte abrazo, al parecer estaba realmente sorprendido de verme ahí.

Daniel: vamos a ordenar ya o esperamos a que venga la abuela de alguien.

Kajal: en honor de nuestra invitada yo propongo algo un poco más fuerte, para hacerla sentirse en casa, hombre, que traigan tequila.

Todos quedaron de acuerdo en "brindar" por mi llegada, el camarero trajo el tequila y todos tomamos el primer trago, Jordi pidió un segundo pero Raúl, Kion, Daniel y yo desistimos.

Ismael: ¿Sólo uno? Vamos, Marisa, si lo llevas en la sangre, tía.

Kion: Pero si vos sos la festejada, dejanos consertirte.

Marisa: Realmente, el tequila no es lo mío, pero no les negaré un vodka. Total, tengo conductor designado.

Le sonreí a Raúl y él me devolvió una sonrisa un tanto agria. Comenzamos a tomar, platicar, discutir, planear y organizar un millón de cosas, los tragos seguían llegando y llegando.

Ismael: Yo me retiro amigos, ya he empezado a sentirme mal y quiero evitarme la joda de llamar a Ingrid para que venga a porque mí.

Raúl: Ya la llamo yo, quédate un rato más hombre.

Olvidé decir que Raúl también había entrado a la ronda de vodka, al principio parecía todo normal, pero hasta ese momento caí en cuenta de que no la estaba llevando nada bien, arrastraba las palabras y pasaba constantemente una mano por la cara. Me sonrió arqueando una ceja. La música de fondo comenzó a oírse distorsionada y supe que yo tampoco estaba en mis cabales realmente, le sonreí y juntos dimos otro trago.

Tan sólo 45 minutos después Ingrid llegó luego de saludarnos a todos, le pedí que me acompañara al baño.

Marisa: no te voy a mentir, tenía ganas de orinar desde hace un rato pero me daba miedo venir sola y morir en el intento.

Ella se rió y me ayudó a abrir la puerta.

Ingrid: Joder, es la puerta más pesada del mundo o qué.

Cuando la puerta por fin cedió, y yo hice lo que tenía que hacer, salí a los lavabos y mientras me lavaba las manos vi que ella me miraba sonriendo.

Marisa: Que pena doy, mira nada más.

Ingrid: No es eso, estaba pensando en las miradas que te tiraron Jordi y Joaquín cuando veníamos acá.

Marisa: No, no, sé lo que estás pensando y ninguno de los dos es muy mi tipo, además irme a la cama con cualquiera de ellos arruinaría nuestros proyectos.

De dónde carajos había salido eso de irme a la cama con alguno de ellos, no lo había pensado. Ingrid me dió una mirada de complicidad y nos reímos.
Al regresar a la mesa, la escena era simplemente absurda; Kion, Daniel e Ismael abrazaban a Raúl, quien sostenía el celular para tomar una foto, Joaquín sobre una silla mostraba el trasero detrás de la cabeza de Ismael. Jordi y Kajal habían desaparecido.

Ingrid: Pero, ¿qué se supone que pasa aquí? Chicos, habéis perdido la cabeza... Joaquín baja de ahí, menudo hijo de puta.

Ingrid ayudaba a bajar a Joaquín de la silla mientras los otros cuatro seguían intentando tomarse fotos. Ismael me llamó con una mano, me senté en la piernas de Kion y posamos.

Por un verdadero milagro, 15 o 20 minutos después, Raúl y yo subimos a la parte trasera del auto de Kion, quien no estaba para nada ebrio, gracias al cielo.
La luz de las calles de Barcelona alumbraban a intervalos el rostro de Raúl, quien se había dormido hace rato, el sueño también comenzaba a cerrarme los ojos, alguien hablaba pero no pude distinguir quien...

Raúl: Quién es tu puto amo, hijo de puta...di mi nombre coño...di que soy tu amo...

Kion sostenía a Raúl, terriblemente borracho en el ascensor. Mientras intentabamos hacerlo salir, Kion me pidió que buscara las llaves de su apartamento. Comencé a meter las manos en sus bolsillos, el arillo del llavero se atoró en uno de mis anillos y cayeron al suelo.

Raúl: Te ves bien allá abajo, guapa...

Alcé la vista y él me veía sonriendo, se balanceaba sobre el hombro de Kion.

Kion: Dejate de idioteces y ayúdame ya, cabron.

Abrí la puerta del departamento y sentí el peso de Raúl en la espalda, Kion susurró una disculpa. Sostuve uno de sus brazos pesados y lo pasé por mi cuello, caminé al paso de Kion, intentando no caer de borracha al igual que Raúl, quien me volteó a ver, quedábamos a pocos centímetros del otro y sonrió, si esa mueca podría llamarse sonrisa.

Raúl: Di mi nombre, Marisa, dilo...

Jugando A Ser Eternos (AuronPlay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora