Soledad

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Las llamas me están alcanzando. Estoy en la pradera. Pero no estoy sola. Veo que se forman dos caminos.  En un camino esta Peeta y en el otro esta ¿Gale?  ¿qué hace él aquí? Creí que le había dejado bien en claro que no lo quería volver a ver.  En eso el camino de Peeta se comienza a cerrar. Desesperada corro hacia él. Pero él me da la espalda. Yo lo sigo y el camino se hace más y más estrecho.  Él se tropieza y veo como el fuego lo consume. Aunque está hirviendo lo agarró entre mis brazos.

-Te amo- susurro rompiendo en llanto.

Él intenta gesticular algo pero en ese momento suena el cañonazo y que él ya no está conmigo.

-¡Peeta! ¡Peeta!- grito despertándome. Pero él no está conmigo, ni nunca más lo estará al igual que Prim. De solo pensar en ella hace que una lágrima resbale por mi mejilla. Mi Prim, mi patito...

Me levanto voy al baño y me lavo la cara. Me pongo unos pantalones negros, una camiseta, mi cazadora y las botas. Son las 4 de la mañana pero ya no tengo ganas de dormir' mejor dicho de tener pesadillas. Salgo de mi casa dispuesta a ir al bosque pero ahí lo veo plantando unas prímulas:

-Peeta... - digo casi en un susurro.

Una historia después de Sinsajo (Los Juegos del Hambre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora