Prólogo.

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La noche estaba despejada, el viento me golpeaba con fuerza, pero eso no me detenía. No, nada podía detenerme en ese momento, o así lo sentía...

Miré a mi alrededor, todo era tan hermoso, no se podía distinguir donde terminaba el oscuro lago y de donde comenzaba el inmenso e igualmente oscuro cielo.

Me hallaba en un bote, uno no muy grande, en el cual caían fácilmente dos personas, pero yo me hallaba solo, como de costumbre, pero eso no me molestaba, en absoluto. El panorama era algo que sólo podía observar solo, era algo que se podía apreciar solo, ajeno de toda compañía y de todo bullicio... Era el paraíso.

Tiempo después...

Me encontraba en el bus, callado y tranquilo, con los auriculares aislándome del resto, como solía suceder. Estaba sentado en el último asiento en el lado que da a la ventana, me encontraba perdido en al vista que esta me brindaba -la cual no era hermosa, si no, diferente- cuando a lo lejos, oí que decían algo, algo que sonaba como mi nombre, me quité un auricular, y presté atención.

-¿No está? - oí decir - ¿Souta, no está? ¡Si está que levante la mano!- pidió uno de los encargados del campamento en el bus. Sin hacer ruido ni decir nada, elevé mi mano por sobre los demás, dando a entender que ese era yo, y que por ende, si estaba. La encargada me miró, y al instante, abrió un bastante los ojos, como sorprendida -suele suceder- e incluso, no respondió de inmediato, me quedó viendo unos segundos para luego agachar la cabeza desviando la mirada hacia la lista. Primero se quedó en silencio y luego prosiguió algo nerviosa con la lista, no muchos se percataron de lo que sucedió en esos pocos segundos.

Bueno, explicaré lo sucedido. Desde que poseo memoria, la gente, tiene a perderse en mis ojos, por así decirlo. No poseo hermosas facciones o algo por el estilo. Mido alrededor de 1,70 m, tengo el cabello ondulado y negro, así como mis ojos, mis tes es bastante blanca, en realidad, soy como una hoja de papel, soy demasiado blanco, por lo que mis ojos negros tienden a resaltar con facilidad. Por eso mismo, desde hace ya unos 4 meses, he dejado crecer mi cabello, no me refiero a dejarlo crecer hasta los hombros o más abajo, me refiero más a mis chasquillas que a otra cosa, llevo el cabello alborotado, pero no se ve mal, por lo que no hago un esfuerzo por cambiar eso, ni ninguna otra cosa de mí, sólo escondo mis ojos, no por que no me gusten, si no por que no me gusta llamar la atención. Prefiero ser totalmente ignorado a llamar la atención... me incomoda de sobre manera.

Para cuando se detuvo el bus, anunciaron que habíamos llegado a nuestro destino, yo no lo escuché, ya que llevaba puestos los auriculares, pero me percaté de que gran parte de los chicos y chicas del bus ya se había bajado y los restantes se apresuraban a tomar sus cosas y salir del bus. Con calma, me levanté y tomé mi bolso, era alargado y negro con algunas rayas grises disparejas, y comencé a caminar por el pasillo que se formaba entre los asientos que quedaban a ambos lados de este. Hasta que choqué con algo, al principio, como llevaba la cabeza gacha, creí haber chocado con la pared de algún baño que suelen tener en algún lado a lo largo del pasillo los buses. Pero me di cuenta que me había equivocado casi de inmediato, ya que la "pared" era cálida, aun que de todas formas, a mí me pareció una pared. Intenté ver lo que tenía delante de mí, pero sólo logré ver una camisa a cuadros abierta y debajo una polera que decía "Go to hell bro..." así que, muy a mi pesar, ya que no me gusta el contacto visual, levanté la vista para disculparme, la polera no era precisamente angelical así que...

-Disculpa, no me fijé por donde iba...- me disculpé, aun que en mi voz no había una verdadera disculpa, sólo mi tono usual de voz, ya que no soy muy bueno con las expresiones y eso.

-No, no te preocupes- dijo el mastodonte que tenía en frente. Era alto, muy alto, me sacaba alrededor de una cabeza. Tenía un tono de piel... no bronceado, pero tampoco blanco, tenía unos cabellos dorados que brillaban con la luz que entraba por las ventanas de bus, y sus ojos parecían hechos con photoshop, eran de matices azules y verdes, eran cautivadores. Por primera vez, fui yo, el que se perdió en un par de ojos.... ¿Realmente podía existir alguien así...?

....Me cuesta creerlo.

Hola... sé que no he continuado la historia que se supone debo continuar, pero en realidad me estanqué en una escena... ¡Estoy segura que el tiempo dará paso a una idea!...

Bueno, esta historia se me vino a la mente ayer y... pues tenía que pasarla a "papel" por que así me lo dictaba... etto... ¡Espero que lean esta historia y sea de su agrado..!

Quiero aclarar que las actualizaciones de esta historia, como la otra, serán guiadas únicamente por mis ganas de escribir y por ende también, por mi inspiración -odienla, no aparece casi nunca, todo es su culpa yo lo sé-

Bueno, me despido rogando por comentarios y votos UvU )/ bye~

Tus ojos...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora