Wicked fate [st cast]

viii. angustias.

CAPÍTULO OCHO.
“Angustias”.

La impetuosa luz del día despertó a Sadie de la peor de las maneras posibles. La pelirroja ni siquiera pudo abrir los ojos totalmente cuando cayó en cuenta de la realidad.

Miró hacia ambos lados, y se dio cuenta de que estaba en el bosque, recostada en un árbol justo al lado de Noah.

Y el último seguía durmiendo.

El mantra había funcionado, por suerte, y lo único que se vio afectado fue un árbol cercano el cual Noah golpeo varias veces, pero al final no llegó a transformarse.

—Noah... —Sadie movió el brazo del castaño, de forma tímida.

¿Cómo despertar a alguien que apenas conoces?

—Despierta —insistió la pelirroja.

Costó algunos minutos, pero finalmente se despertó, tan confundido como Sadie al principio.

—¿Qué hora es? —dijo, incorporándose.

—No tengo ni idea —respondió Sadie—, salí de casa sin mi celular.

Noah la miró, frunciendo el ceño.

—¿Por qué viniste anoche? —cuestionó, recordando los sucesos anteriores.

—Solo paseaba —mintió Sadie.

No quería explicar que había seguido a una visión de su hermana muerta por una hora.

—Gracias —le sonrió el castaño—; Sin ti me hubiera convertido.

—Hey, no tengas miedo, creeme que lo menos probable es que mataras a alguien. —contestó la pelirroja.

Noah asintió, y guardó unos segundos de silencio antes de preguntar;

—¿No hay una cura para esto? Digo, no para controlarlo... Solo quiero ser humano de nuevo...

Sadie ladeó la cabeza, mirándolo con melancolía. Muchos agradecerían que un hombre lobo los mordiera, pero no Noah.

—No, no la hay. —clamó una voz ajena.

Ambos jovenes se giraron para mirar a la chica que contestó en vez de Sadie.

La observaron; era una guapa joven, de su misma edad, de cabello oscuro y con volumen, ojos azules y piel pálida. Vestía unos botines negros con un skinny jean negro, una musculosa blanca y una chaqueta de mezclilla negra.