Capítulo 8: ¿Qué me hiciste?

119 21 10
                                    

Sebastian

-¡Qué eres un maldito niño rico y mimado! Tu vida fue perfecta, de seguro tuviste una infancia feliz, lleno de alegría y risas, tus padres te amaron y de seguro siempre te compraban los juguetes más caros, nunca estuviste sólo en tu vida. Todos te amaban y nunca nadie olvidaba tu puñetero cumplaños, cada día de tu vida te dormías sin el miedo de no poder despertar en tu cómoda y calentita cama de dos plazas ¡tu vida era y seguirá siendo perfecta Sebastian! Así que no me digas que lo entenderás porque ni siquiera estas cerca de hacerlo...

Sus palabras aún están guardadas en mi memoria y debo admitir que fue la primera vez que una persona estuvo a punto de destruirme por completo.
Sus enfermizas palabras lograron tocar una parte sensible de mi que por mucho tiempo trate de apartar de la gente, esa parte que siempre termina arruinandolo todo.

¿Que se supone que debo hacer ahora? Lo que se, es que ya no debería de sentir nada por aquella chica, las palabras que me dijo debieron de acabar con todos los pensamientos positivo que tenia con ella. Si....debieron de haber desaparecido por completo...pero no fue así. Ahora lo que siento por Nicol se intensificó aún más, ya no es sólo el deseo y la obsesión que me atan a ella, ahora es el odio y la venganza. Lo único que quiero ahora es verla rendida a mis pies, completamente desnuda, suplicandome algo que no podre darle.

Nicol...¿que demonios fue lo que me hiciste? Te adentraste en lo más profundo de mi ser, como un maldito demonio putrefacto que lo único que quiere es destruirme.

No dejaré que lo hagas, ya nadie puede hacerlo.

Nicol dijo que ella ya estaba en el infierno, pues yo are que salga de aquel lugar.

Le daré esperanza y tal vez amor...y cuando piense que es feliz se lo arrebatare todo. La volveré a bajar al infierno. Eso es lo que are.

Creo que te vas a enamorar de mi Nicol. Y me temo que este cuento de hadas no tendrá final feliz o al menos no para ti, Nicol.

Al menos con tanta pelea que nos dimos pude sacarle un poco de información, gracias a ello pude saber que su madre era una prostituta y que al parecer no cumplió con un buen papel de madre que digamos.

Aunque se sienta raro aceptarlo, debo decir que la entiendo. Se lo que se siente perder o estar con una mujer que lo único que tuvo que hacer es darte amor pero aun sabiendo que lo debía de hacer....simplemente no lo hizo. Perder el amor de los padres es lo peor que le puede pasar a un niño. Es horrible.

Ahora me encuentro en un club nocturno llamado: La Roka. Junto con Alex, que no a parado de coquetear con cualquier mujer que tenga un buen culo, y con Stefan, que lo único que haces es pedir tragos y más tragos.

Y yo...
Pues yo estoy serio como siempre, sumergido en un mar de pensamientos con respecto a Nicol. Mi vista esta clavada al suelo y la verdad es que no se me apetece para nada mirar los hermosos cuerpos de las mujeres que pasan en frente de mi. Ahorita al único cuerpo hermoso que quiero admirar es el de Nicol. Solo ella.

-Ya Sebastian, quita esa cara de culo que traes puesta- me gritonea Stefan ya que la música está muy fuerte.

-Si, se supone que vinimos a divertirnos- le sigue Alex, dándome un pequeño puñetazo en mi brazo.

-Lo se....es solo que...- trato de explicarme pero no puedo. Aunque no hace falta que diga mucho porque ellos al instante se dan cuenta de lo que me pasa.

-Qué estás así por esa tal Nicol- dice Stefan poniendo los ojos en blanco.

Antes de venir al club les había contado todo lo ocurrido con Nicol estando en mi casa. Las palabras que me dijo ella y las que les dije yo, absolutamente todo. Les conté todo menos lo de su pasado.

Esclava de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora