Capitulo uno: Los nuevos.

107 6 6
                                    

Ya iba tarde, el maldito autobús se le ocurrió llegar quince minutos tarde y como mis padres se niegan a compárame mi moto, pues no hay más que hacer si vives a más de treinta minutos de tu nuevo colegio. Solo a mis padres se les ocurre mudarnos a Sidney, yo era feliz en Irlanda, todo lo que conozco está allí, pero no, el estúpido trabajo de mi padre, que por cierto aun no termino de comprender, tena que extenderse y mandarnos a Australia. Odio el maldito mundo.

Llegue a cual parecía mi salón, y estaba veinte minutos tarde, espero que el maestro me deje entrar. Toque la puerta con el número 572 y espere a que alguien abriera, pasaron los minutos y salió una mujer de unos treinta y cinco años.

-Tarde, Señor Irwin.-Dijo la que supongo es la maestra.

-Lo siento profesora.-Baje la mirada, me intimidaban sus penetrantes ojos.

-Pase, lo voy a presentar, solo lo esperábamos a usted.-Se hizo a un lado para dejarme pasar.

Entre y había unos veinticinco más dentro del salón, la mayoría chicas; pero la mayoría tenían pinta de arrastradas y una que otra decente; note que una chica de pelos castaños me veía como carne fresca para lobos. Desvié la mirada, odio las perras.

Ya enfrente una chica se puso a un lado de mí, no la había notado, perecía gentil. Era delgada pero baja de estatura, su pelo rubio acompañaba lo que parecían ojos verdes, más no podía verlos bien, tenía su cabeza un poco abajo.

-Jóvenes.-La profesora los llamo, ya que sus susurros multiplicados por todos hacían un gran ruido.-Ellos son su nuevos compañeros. Él es Ashton Irwin.-Me señalo, pude ver como la castaña que no dejaba de verme sonreía maliciosamente.-Y ella es Anell O’Brien, por favor trátenlos bien.-Miro abvertiente al grupo de adolescentes desabridos.-Y por último soy la profesora Winter a cargo de la asignatura de literatura.-Nos dedicó una sonrisa, pero se notaba a miles de kilómetros que era una estricta.-Pueden sentarse.

Señalo al grupo pero para mí mala suerte, la chica salió corriendo asentarse y el único lugar disponible que quedo fue a un lado de la castaña <<Mierda>>.

Di un bufido y tome el asiento, en todo momento la tipa no dejo de ver cada movimiento que hacía. Por fin me hice sentado y saque mi cuaderno para anotar lo que Winter había escrito en la pizarra, que además ya estaba lleno.

-Hola.-Escuche una voz irritante a mi lado, sí la castaña.

La ignore y seguí escribiendo.

-Soy Cindy.-Siguió hablando.

-Godley, ¿algo que compartir con la clase?-Winter le llamo la atención.

La chica castaña que se hacía llamar Cindy negó con una sonrisa de autosuficiencia, después se puso a escribir. Winter desvió su la mirada a unas hojas que sostenía en sus manos.

Minutos después una mano femenina dejo un pequeño trozo de papel sobre mi banco.

“¿Acaso no hablas? Yo solo quiero ser tu amiga J -CG”.

Eso contenía el trozo, lo leí sin tomarlo solo de reojo, después lo empuje fuera de mi banco con mi mono izquierda. Otro trozo de papel llego de la misma mano con uñas de color azul turquesa.

“Alguien tiene un humor de perros hoy, ¿cierto? -CG”

Volví a ignorarlo y me dedique a poner atención a la maestra Winter. YA no hubo más papeles.

Cuando el primer bloque de clases acabo, ósea las tres primaras horas, siguió la hora del almuerzo. Caminaba por los pasillos en busca de la cafetería. No sabía que tan grande podía ser un instituto, contaba con miles de corredores y otras mil puertas, no tenía cuando acabar. Cuando por fin pude visualizar el par de puerta que tenía un letrero arriba de ellas con la titulación de “Cafetería”, le di  gracias a Dios de por fin haberla encontrado, a pesar de que solo habían pasado cinco minutos de desesperación, fueron los peores.

Dead Voice |Ashton Irwin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora