Capítulo 7

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El abrasador calor se imponía frente a ellos, la jovenzuela apenas podía sostener su cuerpo ante tal clima, Haddock no aguantó más y su cuerpo recayó en el de Tintin. Ambos llevaban sus prendas más cálidas en sus brazos, Elizabeth estaba con su suéter en la cabeza, protegiéndola del intenso calor.

-Sed- chillaba Haddock.

-Es el país de la sed-

- ¿Por favor puede parar con eso? -

- ¡Usted no lo entiende!, ¡estoy seco! -

- ¡ya capitán, debemos seguir!, un paso a la vez-

Haddock apoyándose del brazo de Tintin continúo caminando, por detrás estaba Elizabeth cansada paró un segundo para recobrar el aliento.

-Hay peores cosas que estar sobrio-

-Haga caso capitán, tenemos que seguir nuestro camino-

¡Estamos salvados! -

Tintin y Elizabeth desconocían de lo que hablaba.

- ¡Allá!, es agua-

- ¡No capitán! - grito la chica.

Haddock comenzó a caminar más rápido y el pobre intento de Milú al sujetarlo fue en vano, el capitán rodó cuesta abajo por una duna.

- ¡Espere capitán! - lo siguió Tintin - ¡es un espejismo! -

- ¡Esperen! -

-Estaba aquí, aquí, yo lo vi-

-Su mente le está jugando trucos, es el calor-

-Necesito volver al océano-

- ¿Qué? - agregó Elizabeth.

-Esta alucinando- el joven estaba a la misma altura que lo hacia Haddock.

-Mire, ¿alguna vez había visto algo tan hermoso? - Haddock alzaba la mirada. - ¿No es hermosa?

- ¿A qué se refiere capitán? - estaba preocupado.

-Ella- apuntaba con su mano a Elizabeth quien desconcertó ante tal comentario y buscó detrás de ella, alguna señal o referencia acerca de lo que Haddock decía.

- ¡Sí, mírala! -

-Tintin no creo que se refiera a mí, observe-

Haddock se paró casi en un segundo y con sus manos comenzó a recitar una historia como si de un teatro se tratara.

-Navega con el viento, todas sus velas, izadas-

Tintin seguía sin captar la idea, Elizabeth posó su mano en el hombro de él, y con una voz casi silenciosa le pidió que siguieran escuchando al capitán, y que si fuera posible siguieran aquellas palabras.

-Tres mástiles, dos cubiertas, cincuenta cañones- Tintin pronto comprendió a qué se refería, Elizabeth asintió.

-El unicornio-

- ¿No es una belleza? - decía casi encantado.

- ¡Si, si lo es! - contestó más animado.

-Díganos capitán, ¿ve otra cosa? -

-El viento en popa, mire como surque el océano, zarpo hacia aun día de Santo Domingo, cargado de ron, el más fino tabaco y marineros añorando su hogar-

>>Desde las olas más grandes el Unicornio se abría paso entre las aguas, enorme y poderoso relucía dentro las demás embarcaciones, Sir Francisco observa con gran atención a través de su telescopio a lo lejos una bandera negra con toques rojos, él bien sabía que era lo que significaba.

---Tintin: El secreto del Unicornio---Donde viven las historias. Descúbrelo ahora