Nunca tuvo un verdadero interés por verse grande y musculoso para impresionar a las niñas de su escuela, pero las cosas cambiaron el día que vio a la chica del pelo azul muy risueña con unos compañeros que estaban en un equipo de fútbol americano.
—Abel, ¿cómo le haces para tener músculo a pesar de estar tan panzón? —le preguntó a su primo cuando se quedó a solas con él en el taller mientras le ayudaba a preparar unas suelas para un pedido, era para las chicas del club de danza de la prepa de Rosa.
Abel soltó una carcajada. ¿Miguel interesado en los músculos? Eso sí era algo nuevo.
—Una cosa es músculo y otra cosa es grasa. Como mucha proteína y al estar ayudando en el taller me muevo bastante, trabajar en las suelas de los zapatos es como si fuera al gimnasio a hacer pesas y es por eso que tengo músculo—explicó mientras inspeccionaba su trabajo antes de decidir que estaba bien y tomar la siguiente pieza —, pero también le empaco bien y bonito a los tamales de Abuelita y no quemo suficiente grasa como para estar delgado.
Miguel escuchaba atento a la explicación de su primo, eso le traía una nueva ventaja a hacer zapatos, podría desarrollar músculo con ello y nunca de había detenido a pensar en eso.
Pero la información que le acababa de ser brindada tenía un precio.
—Dime Miguel, ¿a qué niña quieres impresionar con tus músculos?
Las orejas de Miguel se pusieron rojas y comenzó a evader la mirada divertida de su primo, además de balbucear un poco sin poder articular una oración del todo coherente.
Abel lo despeinó y le pidió que le alcanzara otro par de zapatos.
—Puedo hacer que te crezca algo de músculo si eso es lo que quieres, pero te aseguro que no será fácil.
Miguel aceptó sin dudarlo.
Abel lo citó a la mañana siguiente, más temprano de lo habitual.
—Olvídate de tu cereal con leche, necesitarás algo más saludable para el desayuno— y le entregó un vaso de licuado de avena —no sabe tan chido, pero si vas en serio con esto, todo debe ir en serio.
No estaba tan mal, pero igual no era precisamente delicioso como su cereal de frutitas con harta azúcar.
Más tarde, apareció el resto de la familia y durante el desayuno, Abel le alejaba cosas como el pan dulce y le acercaba otras opciones más saludables, además de cambiarle buena parte de su "lunch" para la escuela.
Cuando Miguel finalmente regresó de clases, Abel lo trajo de aquí para allá, y explicándole cómo debía cargar algunas cosas pesadas para que funcionaran como pesas y no se fuera a lastimar.
Esa semana Miguel andaba un tanto somnoliento porque sentía que le faltaba dormir más para reponerse de todo, tanto del cambio en su alimentación como de la intensidad de las cosas que hacía en casa y en el taller. Aunque eso no le cortó la inspiración ni las ganas para jugar fútbol con sus compañeros en el descanso o antes de volver a casa.
Pasaron un par de semanas, su primo Simón estaba de visita y su hermano Marco recién notó cómo se marcaba el músculo en los brazos de su hermano cuando buscaba su pijama después de ducharse.
Marco intentó sacarle la sopa, aunque no fue posible, pero entonces recordó que Abel y Miguel habían estado más cercanos últimamente y que incluso Abel le había bajado un poco a su panza...
¡Eso era!
Al día siguiente, mientras Abel preparaba el licuado de ambos, Marco y Simón se aparecieron en la cocina, cachándolos con las manos en la masa.
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Música y Botones [CoralinexMiguel] Coraguel
FanfictionElla tenía los ojos del sabor caramelo que empalagaban la libreta de Miguel. Él era la melodía que a Coraline se le quedaba pegada todo el día. El problema es que ambos eran demasiado despistados para darse cuenta. Por lo que el resto de sus amigos...