Yeso

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El reloj se movía con lentitud y todos los presentes estaban con los nervios de punta, ansiosos y sin saber qué hacer con exactitud, puesto que no les daban información del estado de su amiga.

Alrededor de una hora más tarde, la señora Jones apareció agitada y acercándose a Teodora pidió una explicación.

Ella le indicó que al ser menores de edad y no ser familiares directos, les habían negado la información, así que la señora Jones se acercó a la recepción para pedir informes del estado de salud de su hija.

Al cabo de otros veinte minutos la señora Jones apareció acompañada de  Coraline, que traía un enorme yeso en la pierna y venía sentada en una silla de ruedas.

Pronto sus amigos se acercaron a preguntarle cómo estaba, qué tenía y un montón de preguntas más.

Ella les dijo que se había fracturado el peroné y tendría que usar ese yeso por al menos un mes. La señora Jones en ese momento aprovechó para llamar a su esposo, que ya las esperaba a ambas con el auto fuera del hospital.

—Disculpen que no les podamos dar un aventón, pero no caben todos en el auto —dijo la mujer.

Marco y Leo se aseguraron de tranquilizarla y asegurarle que estarían bien y que volverían todos a casa en cuanto antes. Ella les pidió que le avisaran a su hija en cuanto todos estuvieran con sus familias y se despidió.

El primer día en la escuela sin Coraline fue malo, pero al menos Miguel y Teodora tuvieron oportunidad de hablar con la señora Jones cuando apareció para llevar los papeles del médico y así justificar las faltas y pedir una manera de mantener a su hija al día con la escuela, estaban a medio ciclo escolar y Coraline no se podía dar el lujo de bajar sus calificaciones por un accidente. Fue ahí donde sus compañeros de clase vieron una gran oportunidad.

—¿Entonces, oficialmente deben llevarle apuntes y tareas a Coraline todos los días hasta que pueda volver? —preguntó Norman.

—Sí. Algo así —explicó Miguel.

—O sea sí— comenzó a explicar Teodora —la mamá de Coraline fue con la enfermera de la escuela para ver si requería el reposo absoluto o si debía acudir a clases con muletas. La enfermera le dijo que al menos las primeras dos semanas sí tuviera reposo absoluto y luego ya podrían evaluar si era pertinente el que Coraline viniera a clases.

—Considerando que Coraline se puede atrasar bastante, lo más seguro es que apenas pasen esas dos semanas ella venga a la escuela— comentó Huevo para calmar a sus compañeros.

Kubo se ofreció para ser él quien fuera el encargado de mantener a Coraline al día con la escuela.

—Pero se te olvida un detalle Kubo —le interrumpió Marco —tú no vas en su clase, por lo que lo lógico es que sean Miguel y Teodora quienes se encarguen de eso.

—Además, no es lo mismo copiar unos apuntes o lo que se quedó de tarea, la mejor manera es que alguien que estuvo presente te lo explique —. Coincidió Winnie —. Sin duda deben ser ellos dos.

Kubo no supo qué más agregar. 

Al final acordaron que Miguel visitaría a Coraline cuando no tuviera su taller de música, y Teo iría todos los días porque obviamente debía mantenerla bien informada de todo lo que ocurriera en su ausencia.

Así, esa misma tarde Miguel y Teodora fueron a hacerle su primer visita a Coraline que, dicho sea de paso, tenía un humor terrible, dada su limitada movilidad.

Durante el fin de semana, Coraline sólo había bajado de su habitación en brazos de su padre para cenar juntos en el comedor, el tema de las escaleras era su mayor dolor de cabeza en esos momentos, y tenía prohibido bajar o subir si su padre no se encontraba presente.

Música y Botones [CoralinexMiguel] CoraguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora