El silencio se instaló rápidamente en la sala en donde estaban madre e hija, lo único que se podía escuchar era el ruido de la calle y los sollozos e hipidos de Lyra que había empezado a llorar de nuevo.
-¿Que?.- Repitió Katsa al ver que su madre la había ignorado.- ¿Como que días contados mamá?.-
-Si hija, ya no estamos seguras o al menos no por mucho tiempo.- Su respiración se había vuelto agitada y sus manos temblaban.-
-¿Por qué?.- Se levantó y se posicionó en frente de su madre.- Contesta mamá.-
-Cariño se que quieres respuestas ahora pero no te las puedo dar, creeme que es por tu propio bien.- Ahora no solo sus manos temblaban sino todo su cuerpo.- Katsa por favor.-
-No dejare que nadie nos haga daño mamá, suficiente tuvimos la ultimas vez no permitiré que eso nos pase de nuevo, así que no digas que tienes los días contados.- La abrazó con fuerza y Lyra no dudo ni un segundo en corresponder.- Tranquila má, todo estará bien.- Sintió como su madre asentía y luego se separaron.- Vamos a descansar, mañana debes ir a trabajar y yo a la escuela.-
Ambas se fueron a sus respectivas habitaciones, Katsa hizo su rutina nocturna y se metió en la cama, al poco tiempo se quedó dormida.
A la mañana siguiente la alarma hizo el trabajo de despertar a Katsa, se puso un conjunto cómodo y bajo a desayunar, su madre ya estaba ahí pero su mirada estaba perdida y ya no tenía el mismo brillo que antes, sus ojos estaban hinchados a causa de haber llorado toda la noche y tenía ojeras apenas visibles, había pasado mucho tiempo desde que la había visto así, hace cinco años que escaparon del infierno que vivían en Busan.
*Flashback*
Hace 10 años, Busan, Corea del Sur.
-¡Mujer, tráeme la comida!.- Gritó Jeff desde la cocina, esperando a que su esposa le llevara la comida, ya llevaba cinco minutos esperando y no pretendía esperar más tiempo.-
Empezó a escuchar los pasos de Lyra que se acercaban a la mesa, dejo un plato con carne y verduras en frente de él, la miró con desprecio antes de empezar a comer.
-¿Quieres algo más?.- Preguntó temerosa.-
-Dile a esa niña que vaya por una cerveza.- Sacó un poco de dinero de su bolsillo y se lo lanzó a Lyra.- ¡Katsa!.- No hubo respuesta de la chica, Jeff golpeó la mesa con su puño se levantó de golpe.- ¡Katsa Garyen Hanton, no te volveré a llamar!.- Esta vez escuchó como Katsa cerraba la puerta de su habitación pero no pensaba bajar.- Que no diga que no se lo advertí.-
Pateó la silla haciendo que cayera al suelo con un gran estruendo y empezó a dirigirse hacia las escaleras hasta que Lyra se interpuso.
-No le hagas daño Jeffrey, es solo una niña.- Puso sus manos en el pecho de su esposo pero eso pareció enfadarlo aún más, la tomó del cabello y empujo al suelo causando que se golpeara la espalda con la silla que estaba en el suelo.- No te metas en mi camino Lyra, ¡Tengo que educar a esa niña para que me obedezca, soy su padre!.-
Subió las escaleras dando fuertes pasos y con rudeza se empezó a quitar el cinturón de cuero que traía puesto, se puso en frente de la puerta de madera y dio tres toques con bastante fuerza.
-¡Abre la puerta!.- Gritó haciendo que las venas de su cuello sobresaltaran.-
-¡No, lárgate!.- Dijo la voz amortiguada de Katsa al otro lado, se escuchaban algunos sollozos también.-
-Pequeña mierda.- Masculló furioso.- ¡Voy a derribar esta jodida puerta si no me abres ahora!.-
-¡Derribala entonces!.- Gritó de vuelta.-
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Alfa
FanfictionSer la futura reina de una comunidad no es fácil, mucho menos cuando ni siquiera tienes conocimiento de ella y que tu madre la lideraba antes, una comunidad oculta, llena de personas con características especiales y poco ordinarias que personas norm...