Capitulo Seis.

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Danny era un gran anfitrión. Después de distribuir la ropa entre los que serian sus respectivos dueños se dirigió a la cocina para prepararles un buen desayuno. Pero primero lo primero, una aspirina, porque si, puede que él no tomara tanto como sus compañeros pero la resaca era realmente insoportable. Reviso en su nevera para ver que podía prepararle a sus amigos para el desayuno. Quizás un desayuno muy a la Jersey les vendería bien. Saco varios huevos del refrigerados, al igual que tomates, cebollas, cilantro, aceite de oliva y frutas; se encargaría de que sus compañeros lo apreciarán. Soltó un suspiro, lavó todo en el fregadero y se dispuso a cortarlo en cubos mientras tarareaba una de las pegajosas canciones de la radio; estaba concentrado en su trabajo, por eso no escucho los ruidos en la habitación continua, donde descansaban los primos. Quizás habrían pasado diez minutos cuando Kono apareció en la cocina dispuesta a darle una paliza a quien se le acercara, el pobre omega de la sorpresa casi deja caer la botella de aceite que sostenía, pero logro atraparla antes de que tocara el suelo.

- ¡Hey tranquila! ¡Soy inocente, lo juro! - Dijo el detective alzando ambos brazos en gesto teatral a la misma vez que miraba a su amiga, que parecía recuperarse del mismo tipo de sorpresa que él.

- ¡Danny! - La castaña no se hizo esperar y se lanzo hacía el con la intención de abrazarlo, gesto que el hombre correspondió a los pocos segundos. - ¡¿Por qué hiciste eso?! ¡Realmente me asuste! -

- Ay bae... - Se burló el rubio cuando se hubo separado de la mujer y hubo regresado su a su tarea de preparar un desayuno. - ¡Anoche no parecían estar en las más óptimas condiciones! -

- No pudimos estar tan borrachos... - Se defendió la fémina.

- Te pregunte donde vivías, me miraste, articulaste la palabra "¿Don... de...?" - El omega hacia comillas con las manos mientras observaba el sartén que tenia en frente. - Viste como se caían unas latas de cerveza y te empezaste a reírte tan fuerte que creí que te pasaría algo. -

- No puede ser... - Intervino la beta negando mientras el rubio proseguía.

- Luego un hombre, muy guapo por cierto, intento hablar contigo, lo amenazaste, pelearon, intervine, intento golpear y termino contra la barra del bar. - Danny alzó las cejas esperando que su amiga dijera algo pero esta guardo silencio. - Soy detective, no niñera lindura, ahora, ¿Por qué no tomas un baño y esperas a que tu primo despierte? -

- Esa es una buena idea... - Dijo Kono mientras suspiraba, le dolía horrores la cabeza. - La ropa de la cama... ¿Es de tu... Ex? -

- ¿De Rachel? - Dijo el nativo de Jersey con expresión de asco. - No, definitivamente no, es de mi hermana, tranquila. - La chica volvió a respirar con calma.

- Menos mal... -

- Ahora, ¿por qué no vas, te das una ducha, despiertas a tu primo y bajan a desayunar? - El detective le dedicó una mirada tranquila a la chica, esta se relajo al instante.

- Bien, ya regresó. - Kono salió de la cocina regresando a la habitación de donde había salido, tomo la ropa que Danny le dejó, se metió en el baño y se dio una buena ducha con agua fría para la resaca. Al salir, se encontró con que su primo estaba sentado en la cama completamente desconcertado y con los signos muy notables del cansancio en la cara. - Mira nada más, Chin Ho Kelly por fin se levanto. - El beta la miro con el ceño fruncido intentando procesar lo que sucedía.

- ¿Kono? - Murmuró el isleño mientras se tallaba los ojos intentando reprimir un bostezo. - ¿Donde estamos? -

- Si te lo digo no vas a creerme. - Dijo burlona la chica mientras se secaba el cabello.

- Solo hazlo. - Se quejo el varón.

- En casa de Danny Williams. - Dijo ella en tono misterioso, su primo abrió los ojos de golpe, al parecer había perdido el sueño.

Ojos Azules - McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora