Capitulo Siete.

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A la mañana siguiente el rubio se levanto temprano como cada mañana para llevar a Grace a la escuela, fue a buscarla a la casa de "Papá Stan", como solía llamarlo Rachel para que su hija también lo hiciera, cosa que la pequeña alpha no hacía porque para ella solo tenía un papá y siempre sería de ese modo. Dejo a la pequeña niña en la escuela, luego se fue directo a la estación de policía para terminar los reportes que tenia pendientes con Meka, quien no paraba de reprocharle el hecho de que no había hablado con él en varios días seguidos. Las bromas entre beta y omega no cesaron ningún momento mientras terminaban la mayoría del papeleo que les faltaba por hacer. Al caer la tarde, se despidió de su amigo para luego ir por la pequeña Grace a la escuela, llevarla a casa y después llevarla a las estupidas clases de tenis que Stan pagaba en el club para la niña. El omega decidió que seria buena idea esperar a su retoño, así que eso hizo.
Alrededor de una hora después las clases de la pequeña habían terminado, y todavía faltaba una hora y media para el partido al que habían sido invitados, por lo cual, llevo a su pequeña hija a comer mientras esperaban que fuera hora del partido.
Cuando terminaron ambos se subieron al camaro entre risas, estaban bromeando sobre como eran las cosas cuando vivian en New Jersey, cuando la pequeña estudiaba cerca de casa del rubio y este tenia un horario normal de trabajo.

- Papá, ¿Por qué siempre llevas un arma contigo? - Pregunto la pequeña al ver, que, ni siquiera en lo que se suponía era su día libre la dejaba en casa.

- Pues, quiero estar seguro de poder protegerte de todo monito. - Comento el omega titubeando un poco, algo esa mañana le había hecho llevar su arma consigo, solo para asegurar la protección de la pequeña alpha.

- ¿Algún día dejara de existir la gente mala? - Pregunto la niña con un puchero.

- Creo que si eso pasara me quedaría sin trabajo linda. - Bromeo el omega haciendo reír a la menor.

- Podrías preparar pasteles. - Sugirió la pequeña con esperanza.

- Puedo preparar pasteles y ser policía Gracie. - Dijo el omega mientras estacionaba el auto.

- ¿A quién vamos a ver? - Pregunto la niña mirando el lugar, parecía un campo pequeño de alguna escuela.

- A Steve, Kono y Chin. - Respondió el hombre con una sonrisa.

- ¿Por fin conoceré a Steve? - Dijo ella esperanzada.

- Oye, ¿Por qué tanta emoción? - Pregunto el detective arrugando las cejas en confusión.

- Solo quiero saber, te quejas mucho de él. - Respondió Grace mientras abría la puerta del auto.

- Bien señorita, eso es secreto. - Respondió él a la vez que bajaba del auto también.

Ambos bajaron del auto y se dirigieron a las gradas mientras el rubio buscaba a sus amigos en las mismas. Se quedo observando la multitud por unos minutos, estaba lleno ya que ya había empezado el partido, hasta que la voz de Kono hizo que fijara la vista donde ellos estaban sentados.

- ¡Oye! - Fue lo primero que escucho el detective de la beta, arrugando la nariz mientras caminaba hacía allí con su hija. - ¡Acaso estas ciego, referí! ¿¡No te diste cuenta de la falta!? ¿¡Para esto te pagan!? - Sin poder evitarlo soltó una suave risa por eso, haciendo que la pequeña niña lo mirara de una manera extraña, así que solo siguieron caminando hacía sus compañeros de trabajo. Cuando estuvo a pocos centímetros de ellos les hablo.

- Perdón por la tardanza. - Comento el omega mientras dejaba a la pequeña alpha pasar primero. La recién graduada soltó un grito de alegría en el que la acompaño su primo y el moreno.

- ¡Danny! - Exclamo ella con alegría.

- ¡Hola amigo! - Respondió el alpha por su parte con una sonrisa. - Hola Grace. - Saludo entonces a la niña que les sonreía emocionada. - Soy Steve. - Estrecharon manos mientras el rubio se sentaba en la misma grada que su hija y la beta, justo debajo de los otros dos. - Mucho gusto en conocerte, tu papá habla mucho de ti. -

Ojos Azules - McDannoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora