Capítulo 3. "El nombre"

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Nacía octubre y ese mágico poder que tiene el calor de generar sensación de libertad, porque después de estar tanto tiempo con frío, ¿a quien no le gusta un poco menos de ropa encima?.
Julián, obsesionado y hasta se podría decir que frustrado, comenzó a indagar en lo único que no le había importado sobre esa chica, su nombre. Algo que naturalmente de primera todos saben a la hora de fijarse en alguien o de llegar a tal punto de obsesión. Esa bendita y sana obsesión, ese hormigueo que da no conocer a alguien y quererlo todo.
Aunque parezca sencillo, a Julián le costó saber que su enamorada se llamaba Charo, debió ser por el hecho de que su hermana Valentina es, a los ojos de muchos idéntica, pero para el nunca fue difícil diferenciarlas, algo poco común en verdad. Por esos momentos él no quería mas nada que no fuese ella, curioso, porque hasta ese momento nunca le había pasado ¿se estaba enamorando? ¿Por primera vez?.
Miranda no entendía nada, no podía entender como el que fue su amigo tanto tiempo, al cual había visto con tantas chicas y sin mucho interés, podía estar tan rendido a una chica que no conocía.
Pasaban las horas, pasaban los días, ella no lo registraba, y se acercaba el fin de año.

En una de esas clases de matemática, aburridas, tediosas, con una profesora que exprimía a sus alumnos y a sus horas de clase, Julián pidió hablar de un tema para desviar la clase y decidió preguntarle sobre drogas, la profesora respondió, se armó un debate y esa pregunta derivó una charla grupal para todo el colegio, la cuál estaba presente Charo, evidentemente, como Jesús, tenía a sus apóstoles, de un lado Teodoro y del otro lado Virginia, lo cuál le hizo imposible acercarse mucho, pero en todo momento intento hablar y opinar en voz alta, para que su chica misteriosa lo note.
Pasaron los días, Julián se rendía...

¿Cuándo es buen momento para enamorarse?

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