sinopsis

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Antes de la luz sólo había oscuridad, después el cielo brillaba y se llenó de seres gloriosos, los ángeles.

Todo era perfecto pero no duró, lucifer se reveló contra Dios y el cielo se dividió, una guerra se liberó, obligando a los ángeles a elegir entre la santidad o el caos que imperaba ahí.

Dios al ver que el ángel que más amaba corrompía a su creación angelical, creó un lugar para para que toda la corrupción, violencia y engaño vivieran ahí junto con el Ángel más maligno jamás creado.

Pero no lo exilió solamente a él, también mandó a todos aquellos ángeles que lo apoyaban, los cuales son llamados hoy en día demonios. Y sólo los fieles permanecieron en el cielo, adorando a Dios y sometiéndose a sus decretos.

Éste, a su vez, decidió intentarlo de nuevo, al ver que sus ángeles le habían fallado, pero no con la misma criatura, sino con un ser que lo adorara y conversara con él, uno que lo obedeciera por su propia cuenta.

Y así lo hizo, creó un hogar para que ese ser viviera el cual llamó tierra; hizo que un vestido azul la cubriera abajo y que un celeste velo adornado con bellas flores blancas la envolviera arriba, luego hizo que se llenara de lugares verdes, amarillos y de todos los colores que hoy conocemos.

Y para que ese ser tuviera amigos y no se sintiera solo, creó animales:

Aves, que volaran en el cielo; fieras, reptiles, insectos, y otros más para que caminaran en la tierra; y todo tipo de peces para que vivieran en el agua.

Luego, cuando esa casa estaba terminada, prosiguió a crear aquel ser que tanto soñaba, y tomando barro creó al hombre. Este era perfecto, tanto como lo era él e incluso tenía vida eterna.

Todo volvía a ser perfecto. Pero como siempre, lo bueno nunca dura.

Lucifer quiso volver arruinar el plan de Dios  y lo logró, en cierta parte. Desde entonces el ser humano ha tenido que trabajar para poder comer, ese es su castigo por desobedecer, una penitencia que dura toda su vida mientras esté en este plano, recordándole las consecuencias por desobedecer sus mandatos.

Pero al igual que lo había hecho anteriormente, Dios no abandonó a su creación, sino que los unió, convirtiéndolos en uno solo para que no volviera pasar algo como eso.

Al ver que Lucifer siempre estaría al acecho como un león hambriento, ordenó a todos los ángeles que cuidaran a esos seres a los que, aparte de llamarlos hombres, los llama hijos. Desde ese momento cada ángel bajó del cielo hacia la tierra para cuidar a los hijos de Dios.

Pero eso no significaba que Lucifer se rindiera.

Mi ángel guardiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora