Tenía unos ojos violetas cual orquídea, un color sumamente espectacular según los doctores, aunque no se explicaban el porqué los tenía, aunque eso no importaba ; tenía el mismo tono de piel de su madre y lo único que había logrado sacar de su padre eran sus cabellos. Era una criatura verdaderamente pura, su llanto fue calmado por el abrazo de su madre, la cual aún no sabía qué era, pero lo único que hizo fue amamantarlo sin importarle eso, después tendría tiempo para saberlo.
Mientras tanto, al otro lado de la sala se encontraba un padre desesperado por saber noticias de su esposa y del nuevo integrante de la familia, quería conocerlo, cargarlo; quería ver el fruto de ese amor que se tenía con su esposa.
-Felicidades, es un hermoso y saludable niño- informó uno de los doctores que estuvieron presentes en el parto.
La madre del bebé no pudo evitar soltar las lágrimas de alegría al escuchar eso, había esperado nueve largos meses y ahora por fin tenían entre sus brazos al resultado de ese amor.
El bebé, luego de ser alimentado por el seno de su madre, se dispuso a dormir, pues, ¿qué más puede hacer alguien que acaba de venir a este mundo?
Cuando por fin le dieron la noticia a aquel desesperado esposo él no supo cómo reaccionar, era tanto su entusiasmo por conocerlo que lo único que pudo hacer era sonreír, cuando por fin le autorizaron para ver al bebé y a su esposa, no lo dudó nada y salió casi corriendo a donde estos se encontraban, hallándolos en una hermosa escena: su nuevo hijo dormido en el pecho de su madre, mientras esta lo arrullaba. El hombre se acercó lentamente para no despertar a ese hijo suyo, su mujer le sonrió y dejó que lo cargara al ver la felicidad que salía por cada poro de su piel. Con un poco de miedo de lastimarlo, lo tomó en sus brazos y empezó a hablarle.
—Hola bebé, yo soy tu papá— le habló al recién nacido mientras lo mecía con cariño entre sus brazos.
—Sí, soy tu papá y no sabes cómo me moría por verte... Te prometo que cuidaré de ti, daré mi vida con tal de que estés bien. —Hizo una pausa para ver mejor la carita de su hijo.
—Eres igual a tu madre
Dicho esto, se lo volvió a entregar a su madre la cual había quedado conmovida con aquellas palabras que había dicho su esposo en modo de promesa a su hijo, ella sabía que él era alguien serio y poco hablante y enterarse de que su hijo lo había ablandado era algo que le confirmaba de que él era feliz al igual que ella.
En cambio, aquel ángel que debía cuidar de esa nueva vida, sólo observaba la escena frente a él, Se preguntaba qué era tener una familia, se preguntaba qué se sentiría tener a un padre y a una madre. Sus ojos no se despegaban de ese pequeño ser que estaba dormido, como guardián de ese niño tenía que velar su sueño y eso era lo que hacía, se presentaba en sus sueños aun cuando lo vaya olvidando poco a poco con el paso del tiempo. Quisiera que los humanos no siempre olvidaran las cosas, por eso un ángel siempre estaba presente en todo en su infancia ya que después ni siquiera recordará que una vez él estuvo ahí, y aunque en realidad no le interesase establecer una relación con ese ser, tenía que hacerlo porque eran órdenes de Dios y a Él no se le desobedece. Además, no quería volverse como aquel ángel que fue despojado del cielo, el cual era el causante de la pérdida de tantas almas.
(...)
Pasaron los días, estos se convirtieron en una semana, en la cual dieron de alta a la madre y al bebé y se disponían a regresar a su hogar, mientras tanto ese nuevo padre estaba terminando de llenar unos papeles para poder irse.
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Mi ángel guardián
Paranormaleun joven desea ser igual a todos los demás jóvenes pero, le es imposible gracias a sus ojos de color violeta, el joven de 17 años ha sufrido bullying toda su vida y por mas que se esfuerce en ser normal, no lo logra. Pero el destino hace contigo lo...