Cuando el tren a Tokio, por fin llegó a la ciudad del pecado (como solía decirlo Yohane) Día despertó de su sueño, tomó su maleta y tomó un bus hacia Akibahara, al llegar buscó la universidad, dónde le dieron un cuarto. Ahí se encontró con una agradable persona, no pensaba que se encontraría con una amiga, bueno, si lo pensaba bien, en verdad necesitaba a alguien así, alguien que pudiera darle algunos consejos. Las dos chicas se miraron en silencio, observando, sí esto, era un sueño, cuando pudieron despertar del shock, causado por verse, sonrieron, corriendo a abrazarse, Dia recibió a esa persona con los brazos abiertos.
-no pensé encontrarte aquí-comentó Dia, sonriendo, separándose del abrazo-me dijiste que te concentrarías en el restaurante-comentó nuevamente sorprendida.
-bueno, quise estudiar una carrera-habló la otra chica, sonriendo de manera amigable-y dime ¿cómo te ha ido con Hanamaru?-preguntó curiosa, porque, sí, ella conocía el amor de Dia, es más fue la primera en saberlo.
-nunca se interesó en mí-contestó con profunda tristeza, agachando la mirada, sintió un cuerpo pegarse contra el suyo, de manera lenta, era sin dudas un abrazo.
-en verdad lo siento-continuó la persona-Dia-chan, sabes que puedes contar conmigo-dijo, empujando la cabeza de la pelinegra a su hombro, no esperó mucho, para poder sentir como su hombro, en el cual estaba recargada la cabeza de la pelinegra, se humedecía, nunca nadie había visto llorar a Dia, siempre se mantenía fuerte, ella era por así decirlo el soporte de las demás, pero no había alguien que fuese su soporte. No al menos, hasta que conoció a Sahara Kazuno, aunque antes fueron rivales, ahora eran muy buenas amigas, gracias a sus hermanas menores.
Algo interrumpió la escena, el móvil de la pelinegra estaba sonando, las dos chicas se separaron, Dia checó el teléfono con el nombre marcado de Hanamaru en el. La chica se sorprendió por esto, contestaría de no ser porque Sahara le quitó el teléfono de la mano, con un movimiento suave, pero certero, la Kurosawa la miró confundida, Shara se le acercó peligrosamente, empujándola a la cama, como si fuese una conspiración en contra de Dia, la pelinegra la vio a los ojos, al instante entendió lo que quería hacer, era bastante obvio, la había empujado a la cama, estaba arriba de ella...oh, esto era lo que necesitaba, realmente lo necesitaba, sin dudarlo sonrió hacia su atacante, ella no sería la presa, ella sería la fiera.
En un movimiento, la mayor de las Kazuno, estaba ahora estampada contra la cama, con la Kurosawa mayor arriba de ella, baya que las dos se entendían, Dia se acercó de un sólo movimiento a la boca de Shara, unieron sus labios en un beso caliente y deseoso, no podían parar, la pelinegra bajó por el cuello de la pelimorada, en un camino de besos, haciendo que el cuerpo de Shara se pusiera deseoso de más, pero tan pronto comenzó el beso, igualmente paró, las dos se vieron lujuriosas, pero sabían que aún no era el momento, eso lo harían más adelante.
-no sabía que fueras la activa-comentó agitada Shara, mirando los ojos turquesas de la contraria, Día se separó, dejando libre a la chica.
-bueno...hay muchas cosas, que todavía no sabes de mí-dijo calmada, su compañera de habitación la miró por unos momentos.
-tienes miedo ¿verdad?-afirmó Shara, dejando sin palabras a la pelinegra-tienes miedo de que sí empezamos te enamores de mí, o de que la veas y te vayas con ella-dijo seria la peliazul.
-si...-contestó seca la chica, mirando por la ventana del pequeño cuarto, que les otorgaba la universidad.
-no te preocupes, yo no me enamoré de ti, y tú podrás seguirla amando, sólo es un pequeño juego, no habrá nada más que eso, no hay corazones rotos, ni falsas ilusiones, sólo sexo-aclaró mirando la espalda de la chica.
-¿aceptarías jugar conmigo?-preguntó Dia, girándose en busca de su compañera de cuarto, la otra asintió firmemente-bien que el juego empiece-dijo sonriendo de forma maliciosa.
Tomaron su teléfono, sorprendiendose de que ambas tenían llamadas perdidas de diferentes personas, en el teléfono de Dia había bastantes llamadas perdidas de Hanamaru y Ruby. En el de Shara sólo tenía llamadas perdidas de su hermana, rieron la ver que sus hermanas les habían llamado, para saber si llegaron bien a su destino, sin duda, tenían unas increíbles hermanas menores, eso hizo sentirse culpable a Dia, había dejado que su hermana esperara en el frío, sólo porque no quería despedirse de su amor secreto, amigas y hermana, pero lo hecho, hecho está y no se puede remediar.
Las dos, comenzaron a acomodar sus cosas, una vez terminaron conversaron de temas triviales y de las reglas sobre el juego, el cual, ambas tenían en claro que sólo era un juego, nada mas, era todo un juego, no habría riesgo de salir lastimadas, sólo era sexo, como lo hacían en las películas latinas, todo era sexo...pero nadie se enamoraba, nadie tenía ilusiones, era el juego para los más desesperados, lo cual ambas hermanas aceptaron jugar. Las reglas eran: no enamorarse, no darse ilusiones, no pensar en hacerlo serio, lo harían cuando la otra quiera, no había vuelta atrás, tenías que terminar el juego.
Con esas reglas, terminaron de hacer el juramento, para empezar a jugar el juego, en el cual amabas esperaban no caer en la casilla del amor, sólo eran compañeras de cuarto, amigas y compañeras en la cama, no más, eso era todo, no serían pareja, ni amores imposibles. Solo un juego, de puro sexo, piropos y gente desalmada.
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Me enamoré de mi sempai zura
FanficHanamaru pronto se dará cuenta que Kurosawa Dia, es algo más que su sempai