Como Balas Perdidas (Quallicchio One-shots)

Yo No Merezco Volver

n/a: Es medio como una mierda medio corta, y es bastante (para no decir muy) triste.  Según Morat esta es la canción mas triste que escribieron, asi que lean bajo su propio riesgo, puede que entren en un pozo de tristeza por un rato. Ya escribiré cosas muy felices van a ver

El sobre verde claro estaba en la mesa ratona del living hacia ya casi dos semanas. Cerrado, esperando que su destinatario lo abrira y leyera su contenido. Renato estaba atrasando la inminente decisión de mirar su contenido porque ya no quería saber más nada del el asunto. Quería soltar de una vez, quería que todo dejara de doler. Pero ese sobre parecía llamarlo, como si lo persiguiera en su pensamiento hasta que en un arranque de valentía, con una caja de pañuelitos y un vaso con agua, se sentó sobre el pasto, mientras el sol de la tarde comenzaba a esconderse tras los árboles y por fin el sobre verde fue separado de su contenido.

"Tato,

Pasaron ya tres semanas desde que todo terminó. No paro de pensar en todo lo que pasamos juntos. Necesito decirte cómo viví el conocerte, necesito que sepas lo que pasaba por mi cabeza, porque no sé si voy a poder seguir sin habertelo dicho aunque sea una vez más.

Yo siempre pensé que las sabía todas. Tan seguro estaba de quién era que la primera vez que nos pusieron a trabajar juntos, me diste miedo. Me intimidaste. Vos tan seguro, tan libre y yo ahí, tan rutinario, tan inexperto. Siempre tuviste una respuesta, una reflexión a cada conflicto, a cada aspecto de la vida. Los ojos siempre te brillan cuando hablas de tus pensamientos, de tu filosofía, de tus graffitis. Me encantaría sacarte una foto por cada momento en el que te sebas hablando de filosofía o cantando canciones de Cerati.

Vos, Tato, armaste una revolución en mi cabeza, me enseñaste cosas de mi mismo que no me había molestado en interpretar. Llegaste como un huracán a derrumbarme todos los esquemas, a enseñarme que no todo es blanco o negro, a mostrarme como es la vida en colores. Como ese día que me besaste bajo un árbol aquella tarde nublada. Vos tomaste la iniciativa porque yo ni sabía cuánto necesitaba ese beso, estábamos jodiendo y te empecé a hacer cosquillas. Ya no sé ni cómo fue que quedaste encima mío, pero de pronto todo dejó de ser un chiste, tu sonrisa se borró lentamente y tus ojos alternaron unos segundos entre mis ojos y mi boca. Te vi morderte levemente el labio inferior antes de acortar las distancias y besarme. Jamás voy a olvidar ese beso, que no era mi primer beso en sí pero, a su vez lo fue. Así se sintió, como si alguien estuviera lanzando fuegos artificiales entre los dos, como si un panal de abejas estuviera alojado en mi estómago, como si mi corazón quisiera correr una maratón. No voy a olvidar nunca como sonreíste sobre mis labios haciéndome reír a mi, el mejor primer beso de mi existencia.

Me volví adicto a tus besos, donde sea, como sea, de la manera que sea. Me volví adicto a tus abrazos, a tus caricias, a tu cuerpo. Me volví adicto a la manera en que decías mi nombre entre gemidos cuando haciamos el amor, a la forma que arqueabas tu espalda cuando el placer te desbordaba, como siempre querías más. Tan adicto a vos me hice que me enamoré, me enamoré de tu sonrisa con hoyuelos, de cada peca que adorna tu cara, de cada porción de tu cuerpo. Me enamore de tu hermosura y tu sencillez, de esa alegría que tenes todo el tiempo, de tu optimismo. Me enamore perdidamente de vos eso, justamente es lo que me dio miedo. Porque lo sabes más que nadie, ella siempre estuvo en el medio.

No te voy a hablar de ella porque no tiene sentido seguir metiendola en esto. Ella es un factor más por el que todo se fue a la mierda, aunque la culpa sea enteramente mía.

Te prometí mil cosas, una de ellas era que iba a dejarla, que me iba a animar a gritarle al mundo que vos eras la persona que yo amo, que íbamos a poder ser felices juntos.