Todo mejor.

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Luego de todo lo ocurrido en el baño nunca más fui perseguido por alguno de los dos. En parte me sentía mal, porque por un tiempo me sentía especial. Ahora ya no.

Wonho notó que tenía razón, semanas después lo vi muy apegado a un chico un poco más alto que el y un poco delgado.

Y Jooheon... Bueno, de Él no tengo noticias aún. Ni lo he visto.

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Un día estaba en el recreo con mi juguito de piña, sentado en una banca estaba observando un mini partido de fútbol improvisado por algunos cursos menores. Como había terminado antes de la tocada de campana fui al salón a escuchar música, ya que no tenía otra opción para no aburrirme.

En cuanto llego noto que en mi banco hay un juguito de piña junto con una pequeña nota.

"Te espero en la salida, espero que no te moleste la tardanza.

                   Jooheon."

Mi corazón empezó a latir como loco...

Es increíble que aún no me haya olvidado de este sentimiento por Jooheon.

Estaba ansioso por que tocaran la campana de final de clases.

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Tiempo después, dieron el final de la jornada.

Cuando preparé mis cosas para ir a casa, saqué mi jugo de piña y comencé a tomarlo para ir tomándolo en el camino.

Saliendo del Liceo fui arrastrado por alguien a un lugar un poco lejano de la entrada.

Sostenía la caja de mi juguito de piña cuando me acorralaron a una pared. Tenía cerrados mis ojos tan fuerte que llegaba a doler. No quería mirar.

"Veo que te gustó mi regalito" escuché a Jooheon decir por lo bajo, seguido soltando una risita.

"Espero que te alegres por lo que voy a decir..." hice un largo suspiro para poder tener valor. "Me di cuenta de que mis sentimientos siguen tal cual como la primera vez que te vi."

Dije mirándolo con un pequeño sonrojo en mis mejillas. Vi como sus ojos se hacían líneas y en sus mejillas los hoyuelos que me enamoraron.

"Me hace más que feliz escuchar eso, Changkyun."

Los dos reímos por los nervios y nos dimos un beso.

Y en eso, dejo caer mi juguito de piña por primera vez, centrándome en nosotros dos. Solo nosotros dos.

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