CAPITULO I: Señorita Marinette Dupain-Cheng, Diseñadora en jefe

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Eran las 9:12 a.m. según el locutor de la radio que saludaba a todos y trataba de animar a sus radio escuchas para comenzar el día, ella daba una última revisión a los bocetos que la habían mantenido despierta hasta la media noche mientras tomaba su usual taza de café, fruncía sus labios como de costumbre para concentrarse y observar detenidamente sus diseños, sus ojos azul zafiro brillaban complacidos por el buen trabajo que había realizado, el timbrar de su celular la saco de su trance

- ¿sí?...claro...ok no hay problema – contestaba mientras miraba sin ver a través del vitral de su pent-house, al colgar tomo sus llaves, sus bocetos, su bolso y su portátil, apenas y podía con todo, pero abajo le esperaba un chófer que todas las mañanas pasaba por ella

- ¡Buenos días señorita Dupain, que le vaya muy bien! – dijo el portero al verla salir

- Buenos días – contesto con indiferencia - ¿vas a quedarte ahí parado? – le dijo al chófer que se mantenía inmóvil junto al coche, con la puerta abierta, al reaccionar corrió ayudándola a subir sus cosas al auto.

El silencio era también usual en el camino, ella siempre iba con su portátil, revisando sus e-mails, editando algunas cosas en fin, al cabo de 20 minutos el auto sé estaciono frente a una tienda de modas, muy elegante unas letras cursivas color lila al frente "Le Papillon", al principio a Marinette le pareció irónico el nombre pero con el tiempo esta idea sé había desvanecido, el chófer le ayudo a bajarse y a la entrada un joven delgado, alto con ojos color miel y cabello negro la esperaba, tomo casi todas las cosas que el conductor le dio

- Buenos días Señorita Marinette – dijo el chico

- Buenos días Ezra - contesto sin dejar de ver su celular, sus estiletos color nude con tacón de aguja sonaron en la cerámica al entrar a la primera instancia de la boutique, vestidos, blusas, pantalones, faldas, sombreros, zapatos, bolsos, accesorios, toda una gama de productos casi todos creados por ella, Marinette Dupain Cheng, ahora una de las más reconocidas diseñadoras en la ciudad, saludaba cortés pero sin detenerse y las dependientes de la tienda la observaban al pasar, ese día usaba un abrigo blanco tipo gabardina que la cubría por completo, llevaba su cabello negro azulado suelto y largo, anillos en sus manos, labial rojo mate en su boca, era una chica hermosa y con mucho estilo, todas en el lugar la admiraban, tomo el elevador con Ezra tras ella - ¿averiguaste lo que te pedí ayer del proveedor de telas? – le pregunto a sus asistente

- Si, esta tarde recibiré su respuesta – respondió Ezra

- ¿Ha llamado el cliente de Ontario?

- Si, señorita – ante esta respuesta ella dejo su celular y un brillo en sus ojos apareció

- ¿y? – exclamo, viéndole esperando la respuesta

- Hable con su representante, ayer decidieron darle aval al proyecto y mandaran el anticipo para la colección la semana entrante

- ¡Excelente! Gracias Ezra – dijo con un pequeña pincelada de emoción, así era ella, educada pero cortante, cerrada, exigente pero trabajadora, de vez en cuando como ahora reflejaba emociones pero casi toda era provocada por asuntos de trabajo, él no sabía nada de su vida privada, ella era bastante reservada, explicita en lo que le pedía pero a veces no daba muchas explicaciones si no era necesario, había aprendido mucho con ella y por eso le estaba agradecido, básicamente así era su jefa, tenía más de dos años trabajando con ella desde que la promovieron a diseñadora en jefe, el elevador anuncio que habían llegado al piso que sé había pedido, las puertas se abrieron y entraron al vestíbulo la recepcionista los recibió

- Buenos días señorita Dupain, buenos días Ezra

- Buenos días Juliet ¿ya llego Gia? – pregunto Marinette

- Si señorita está en su oficina

- Gracias, Ezra ve y deja estas cosas en mi oficina iré con Gia, iré a darle la noticia

- Si señorita – obedeció Ezra, ella se dirigió a la oficina de Gia, Gia Piquet era la dueña de la casa de modas, era un poco mayor que Marinette, una mujer imponente, alta pelirroja, sus ojos podían ser comparados con los de un gato, de un celeste claro escondidos tras unas gafas de media luna, de nariz afilada y una muy delgada figura, Marinette toco la puerta y entro

- ¡Buenos días Gia! – el tono de Marinette sé suavizo un poco, ellas se habían hecho muy amigas, su relación era como de madre e hija, prácticamente sé habían adoptado como tal, y eran sin duda un buen equipo

- Hola Mari ¿Cómo estás?

- Muy bien ¿adivina quién llamo para cerrar el trato y mandara el anticipo de la colección la semana entrante?

- ¿No me digas que el cliente de Ontario?

- ¡apuéstalo! – un grito de victoria sé le escapo a Gia

- ¡es increíble! ellos son muy cerrados para tomar franquicias, en verdad eres genial Marinette

- Ahora como lo prometiste, debes hacerme tu socia – dijo cruzando sus brazos

- ¿no quitas el dedo del renglón eh?

- Lo aprendí de ti – y le guiño el ojo

- Marinette claro, la sociedad es tuya, tu llegaste aquí a sacarme de casi la ruina total, ya estaba resignada a perder mi tan amada casa de modas y tú con tus ideas locas, esa chispa, las ganas de trabajar, me inyectaste vida y trabajaste a mi lado para sacarlo adelante, te lo mereces, además ¿Quién aparte de ti ama este lugar como yo? Recuerdo a esa chica tímida con tan solo diecinueve años que vino a mostrarme sus diseños, esa colección de lunares de Catarina tu primer lanzamiento fue todo un éxito y desde entonces no hemos parado, tengo tanto que agradecerte

- Yo te agradezco más a ti, cuando me gradué de la Universidad y vine a Manhattan toque muchas puertas y nadie me aceptaba y tú me diste la oportunidad que tanto había buscado, lo menos que podía hacer...era trabajar duro

- Bueno, bueno debemos ir a celebrar este negocio, mañana vendrá el abogado para que firmemos y todo sea legal, pero antes ya que la sociedad es un hecho te tengo tu primer misión

- Dime...- dijo mientras se acercaba a la ventana para esta vez sí apreciar la vista

- París – menciono Gia

- ¿París? – musito Marinette

- Si, deberás volar a París cuanto antes hay una compañía que está interesada en la franquicia y alguien tiene que ir allá para desarrollarla y aquí será tu oportunidad de demostrarte como diseñadora y socia, nuestro mercado es estable en la ciudad y el proyecto de Ontario está casi terminado así que yo puedo manejarlo desde aquí – Marinette no respondía sé había quedado en blanco - ¡Mari! ¡Marinette responde!

- Oh perdona es solo que...

- Creí que te encantaría la idea ¿o no quieres volver? – inquirió Gia

- ¿Qué? ¡claro! Es decir, si aunque no creí que sería tan pronto

- ¿pronto? Marinette llegaste a Estados Unidos a los diecisiete, hiciste tres años de Universidad y lo que llevas trabajando conmigo son más de cinco años que no vuelves a Francia

- Me refiero a que...es decir... - la antigua Marinette que balbuceaba y tartamudeaba cuando estaba nerviosa, sé aparecía imprudente de vez en cuando, sé aclaro la garganta para hacerla desaparecer – es que me tomas por sorpresa

- Si lo sé, pero debemos de tomar esta oportunidad que sé ha presentado, leí el correo el electrónico al venir y si, están dispuestos a negociar y replantear la franquicia ¿Qué dices?

- Claro, claro...hay que hacerlo

- ¡Bien! Sera un gran oportunidad Mari, estoy segura que harás un buen trabajo – le dijo sonriendo

- ¿y cómo se llama la empresa que quiere negociar?

- Espera...déjame ver – y busco el nombre en la pantalla de su computadora – es...Industrias Agreste...

Doré et BleuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora