Día 3/365

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Él era oficial de policía. Recuerdo que yo lo veía pasar, con ese uniforme que le sentaba tan bien, lo vi en una ocasión en un operativo, me encantó ver como imponía orden, haciendo su mayor esfuerzo por hacer bien su trabajo, lo veía a urtadillas cuando tarareaba alguna canción, cuando platicaba y reía con sus compañeros de trabajo, me encantaba verlo pasar con esa seguridad en su persona, sentía impresión por él, verlo portar todas esas armas... aunque esas armas pasaban a ser nada, el verdadero arma asesina la tenía en el rostro, cuando me veía, nuestras miradas se cruzaban por accidente y yo me desarmaba por completo, cuando me sonreía, algo dentro de mí moría al saber que nunca podría tenerlo, sus oyuelos eran mi mayor debilidad, los había visto tantas veces y cada vez que los recordaba yo moría un poco más, había contado sus cejas y sus pestañas una a una sin que él se diera cuenta. No necesitaba ningún arma más que su mirada y su sonrisa para asesinar a este rebelde corazón.

-M&L.

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