Día 10/365

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Porque de alguna forma nuestros momentos de intimidad eran distintos a los del resto. Mientras nosotros teníamos sexo, nuestras miradas se cruzaban, y ese momento era el más íntimo, ese instante en que nos mirábamos a los ojos era el más especial, nos decíamos tanto con la mirada, con besos y palabras nos demostrábamos, con el sexo satisfacíamos esa necesidad que nos teníamos mutuamente, pero con la mirada nos decíamos todo lo que no se puede expresar con palabras. Cuando entrelazaba su mano con la mía al momento de convertirnos en uno mismo, piel con piel, ese pequeño tacto, entre nuestras manos, era el que hacía el momento especial. Y es que puedes tener sexo con miles de personas, pero solo tomas de la mano y sientes esa electricidad con alguien especial.

-Maye.

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