Capítulo veintiséis
El mes de Natalie
Siempre llamé a diciembre el mes de Natalie, porque, justamente, el nombre de mi hermana significa “nacida en Navidad”, y éste es el mes de aquella celebración. Bueno, en mi defensa, estos últimos años estuve muy aburrida en mi casa, sin hacer más que quedarme sola con un libro de pociones o pelearme con mis hermanas, así que también le ponía nombres alternativos a los meses.
Como sea, dicho mes ya ha llegado, y Hogwarts amanece todas las mañanas bajo varios centímetros de nieve. El aire siempre está helado, y ando todos los días con varios pulóveres bajo la túnica. Sin embargo, este clima no detiene a nuestro fantástico equipo de Quidditch de practicar, así que Hermione está ayudando muchísimo a Harry con sus deberes. Lástima que no nos ayuda tanto a Ron, a Neville y a mí, pero bueno, podemos vivir con ello.
Ahora que menciono a Neville, tengo que conseguirle un nuevo objetivo, una nueva chica. Me siento responsable por ello, ya que, creo, yo misma comencé toda la cosa con él, y luego la acabé de repente. Lo menos que puedo hacer es encontrarle conversación con alguna, aunque lo veo difícil con Lavender y Parvati, y dudo mucho que alguien de otra casa quiera conversar con él. Aunque nunca se sabe…
Todo primer año de Gryffindor y Slytherin está ahora esperando en las mazmorras, precisamente en el corredor del aula de Pociones, aguardando la llegada de Snape.
—Mira, aquí viene —murmura Hermione.
Levanto la vista del suelo y observo al profesor. Es, en serio, un enorme murciélago. La teoría de que es un vampiro ya dejó de circular entre los alumnos, pero yo mantengo mis sospechas…
Harry, Ron, Hermione y yo lo tenemos bien vigilado desde lo ocurrido en el partido contra Slytherin. Sabemos que lo que le hizo a Harry no fue un mero sabotaje para que su casa ganara, cosa que, de todos modos, no sucedió. Ya no renguea, pero me imagino que debe seguir sintiendo algo en la pierna. No es cosa menor que te muerda una bestia de tres cabezas, teniendo en cuenta cuántos dientes suman juntas.
Entramos como una estampida silenciosa al aula, que está más helada que el resto del castillo, y tomamos asiento a toda velocidad. Snape hace aparecer en el pizarrón las instrucciones para el día de hoy, como de costumbre, y comienzo de inmediato a preparar mi poción.
—Espera —me dice Neville—, ¿puedo intentar yo?
En realidad, yo tenía planeado terminar la poción rápido y que saliera perfecta, para ver qué hacía Snape, si se dignaba a darme algunos puntos… Pero no puedo negarle la oportunidad de lucirse un poco a mi amigo, y probablemente esta vez le salga bien, ya que la base del brebaje la acabo de preparar.
—Ten —le digo, pasándole los materiales y mi libro—. Hice hasta el tercer renglón, puedes seguir hasta el final.
—Gracias.
Siempre trabajo parada, asomándome sobre el caldero, ya que no soy muy alta, así que ahora tomo asiento y muevo la cabeza para que el dolor de cuello se vaya. Tuve que estirarme demasiado para ver dentro.
—Me da muchísima lástima la pobre gente que debe quedarse en el castillo en Navidad —dice mi primo, con su irritante forma de arrastrar las palabras, la cual ha empeorado desde que entramos a Hogwarts— porque nadie la quiere en su casa.
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Leyla en Hogwarts: La piedra filosofal | (LEH #1)
FanficHistoria destacada en Wattpad. Una nueva versión de Harry Potter y la piedra filosofal, llena de humor y desde una original perspectiva. Leyla es la vergüenza de los Blair-Black... aunque ni ella sabe por qué. Cuando entra a Hogwarts, dispuesta a...