Tortura

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Avanzaba a paso lento, los que estaban frente a él no tenía arma alguna para defenderse.

Vio el rostro de miedo de sus amigos y sintió como la preocupación se apoderó de él.

-No ¡Esto no es real!- gritó de inmediato.

La lanzadora estaba en su mano. Quería soltarla, pero cada vez que trataba de mover sus dedos un extenso dolor se extendía por su brazo.

-¡No! Yo no quiero hacerles daño... ¡Por favor!- pidió comenzando a hiperventilar.

-Vamos... Ruega un poco más, Eli. Los quieres, ¿verdad?-.

Apretó el gatillo y la carnero malvada impactó contra el más pequeño, dejandolo inconsciente. Sintió un extraño dolor en su pecho.

Pudo ver cómo sus amigos se acercaban hasta el cuerpo... Y entonces supo, por la mirada de sorpresa, tristeza y decepción de Trixie... Que aquella pequeña figura ya no tenía muestras de vida.

Sintió como una de las más sádicas sonrisas se extendió por su rostro.

-No- susurró- ¡NOOO!...- su respiración se tornó más rápida y una gran impotencia lo invadió- ¡Ya basta! ¡Maldito! ¡Déjame! ¡VOY A MATARTE!- las lágrimas cayeron por sus grises mejillas.

Vio a Kord colocar a Trixie trás él. Ella lloraba incontrolable y él troll tenía una expresión de indecisión en su rostro, pero pronto se vio opacada por una de intensa furia.

-¿Así como tú lo mataste a él?- preguntó aquella voz tan grave dentro de su cabeza. Eso dolió, sintió la falta de aire en su pecho y negó con la cabeza.

-No... Y-yo, yo no lo maté. Fu-fuiste tú. ¡Fuiste tú!- apretaba los dientes en un intento por controlar todo lo que sentía.

-¿Seguro? Mira tus manos- Eli lo hizo. Y deseó que todo acabara en ese mismo instante.

Sangre... Sus manos estaban manchadas de sangre.

Cuando prestó atención otra vez. Sus ojos se abrieron a tope. Kord y él estaban mano a mano, empujandose para ver quién cedía. Los brazos del troll temblaban, quemados por el cansancio y el esfuerzo, de su frente caía sudor y sus ojos tenían lágrimas.

-¿Que...te pasó...amigo?- habló apenas.

Pero no respondió, en cambio, sonrió más e hizo un rápido movimiento en el que su mano derecha chocó contra el pecho del enorme lanzador. Kord retrocedió desequilibrado y se apoyó en el suelo con uno de sus brazos. Su mano libre estaba en su pecho, donde recibió el golpe y miró a Eli.

Él se sintió miserable y cada vez más acabado. Kord trataba de recuperar el aliento.

No respiraba.

-¡Kord! ¡Respira! ¡Respira, por favor! No te rindas, No...- respiró de forma ruidosa- No me dejes tu también- susurró cayendo de rodillas, sus manos se dirigieron a su rostro y unos sollozos se escaparon de su garganta.

-Mira Eli. ¡Esto lo hiciste tú!- por obra de una extraña fuerza, su rostro se levantó y observó cómo el cuerpo de su amigo caía lentamente a la tierra.

No contenía las lágrimas, no podía.
Y trataba de zafarse del agarre de aquella fuerza extraña.

-¡No, no, no! Yo no... No podría... ¡Es imposible que yo...! Que yo... Detente, por favor... ¡Que esto termine ya!- rogó.

-No, Eli. Tú debes sufrir, ¡Ese es tu destino! ¡Serás mío y este mundo también!-.

-¡Adelante! ¡Acaba conmigo!- retó con furia, sin que las amargas lágrimas se detuvieran- ¡Aunque yo muera, la gente se alzará sobre tí y te matarán! ¡TE DESTRUIRÁN! ¡¿OÍSTE?¡ ¡MORIRÁS!-.

One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora