-TOXIC,, knowhan,, minsung

여섯 [끝]

Al estar en su habitación con las pastillas en sus manos y su novio a su lado, simplemente pudo suspirar, no sabía qué hacer, siquiera sabía antes de esto qué era la esquizofrenia.

-No las tom...

-¡¿Cómo sé si eres real para que me digas que hacer?!¡Todos me culparon de lo que le pasó a Chaeyoung!-Interrumpió al mayor casi rugiendo, toda la ira acumulada en su cuerpo.-¡¿Tú fuiste?-Al gritarle tomó el cuello de su camisa, empujándolo hasta que choque con la pared, haciendo lo mismo varías veces hasta que lágrimas salieron.

Se sentía tan débil y lo odiaba.

-Siempre estuvimos juntos, esa estúpida no iba a separarnos.-Respondió con simpleza, haciendo que el menor lo suelte, tomando las pastillas de la cama y tragando tres de la nada, sintiéndose un poco mareado, pero aclarando su mente a paso lento.

Miró toda su habitación, buscando a Minho, pero no estaba, cosa que le sorprendió, pero al tenerlo justo frente a su rostro cuando giró lo asusto, haciendo que caiga al suelo por el temor.

-¡Minho!-Lo reprendió, pero al levantar la vista nada estaba al frente suyo, sin embargo, escuchó su voz a un lado suyo.-¿Minnie?-El temor nuevamente lo completó, notando como el de cabellos negros aparecía y desaparecía por toda la habitación de colores cálidos.

Sin embargo, en su mente flashes aparecieron, él golpeando a Hyunjin, tomando un arma y disparándole. Él masturbándose con distintas cosas. Él haciéndose daño y arañando sus muslos y distintas partes de su cuerpo. Pero si eso lo había hecho Minho...

El recuerdo de él mismo golpeando a Chaeyoung mientras ella rogaba lo arrasó, haciendo que su cabeza duela y tenga que sostenerse de su mesita de luz, resbalando de aquella y tirando todo lo que había en aquella.

-Sí, Jisung, tu mataste a todos, echandome la culpa... ¡Mentiroso!-Gruñó Minho, quitando una caja de abajo de la cama color rojo. Allí había un arma, con la cual el mayor no dudo en apuntar.

Jisung en esos momentos fue puros sollozos y gritos, atrayendo a sus padres a su habitación, los cuales gritaban. Pero el menor no escuchaba nada, solo escuchó el arma disparando y sintió como la oscuridad lo absorbía.

Sus padres corrieron al único cuerpo en la habitación, quitándole el arma de las manos a su niño. A su hijo, su bonito y perfecto hijo.