– ¿Cómo te atreves...?
Me interrumpe pegando su boca a la mía y me sujeta con firmeza por el cuello esperando a que deje de resistirme. Pasa suavemente su lengua entre mis labios y, cuando cedo por fin a su beso, aleja la cara, un centímetro a lo sumo. Huelo su aliento mentolado y le escucho murmurar: « ¿No te gusta la sorpresa? Sólo nos quedan nueve minutos...». Con una mezcla de rabia y placer, me abalanzo sobre él y le beso en la boca. Cierra la puerta con el pie y me rodea la cintura con su inmenso brazo para levantarme del suelo, al tiempo que gira la llave de la puerta con la mano que le queda libre. Me sienta sobre el escritorio de Eric. Con una mano, me separa las piernas y, con la otra, se desabrocha el cinturón. Sumerjo las manos en su pantalón de traje para sacarle la camisa pero Justin me coge las muñecas y me da la vuelta sobre el escritorio, colocándome las manos encima de la cabeza.
«No te muevas, es tu regalo, que no se te olvide.» Se levanta, me domina desde arriba y empieza a desabrocharme los botones de la bragueta, con sus ojos brillantes clavados en los míos. Con brutalidad, me saca una de las piernas de los vaqueros y de la braga, me levanta el culo para acercarme al borde de la mesa y se saca el miembro del pantalón. Apuntándome. Casi se me había olvidado lo impresionante que era su erección. Mientras se pone un preservativo, me mira cómo disfruto del espectáculo. Todavía no me ha tocado pero mi sexo ya está hinchado de deseo y frustrado por su ausencia.
Sigo tumbada sobre el escritorio, con los brazos cruzados encima de la cabeza; no he cambiado de postura desde que me ha dicho que no me moviera pero todo mi cuerpo le llama, le desea. Separo un poco las piernas para invitarle a entrar, a llenarme, a saciarme. No ha hecho falta que le dijera nada, Justin pasa una mano bajo cada uno de mis muslos y me penetra de golpe, violentamente. Ardo de deseo, le siento en el fondo de mí y me gustaría que se quedara ahí para siempre. Pero, de repente, decide privarme de él, se separa casi por completo para volver a penetrarme de nuevo con más fuerza todavía. Este nuevo asalto me hace perder la cabeza.
Me arqueo para volver a empezar, Justin no se hace rogar y acelera el ritmo. Se agarra a los bordes del escritorio desafiándome con la mirada. No sé si es para advertirme de que esto sólo acaba de empezar o para pedirme que esté a la altura. Sea lo que sea, he perdido el control. En ese momento, puede hacer conmigo lo que quiera, soy su objeto. Y mi amante es fiel a sus promesas. Sus vaivenes me dejan sin aliento, mi cuerpo se arquea, la cabeza se inclina hacia detrás y mis ojos miran fijamente la pared de enfrente. Estoy mareada, ya no distingo la pared del techo. Pero las hojas esparcidas sobre la mesa me recuerdan dónde me encuentro.
Durante un segundo, me doy cuenta de que estoy haciendo el amor en el despacho de mi jefe, en su escritorio, que estoy medio desnuda y a punto de estallar, con su principal cliente entre mis piernas, que puede volver en cualquier momento, encontrar su puerta cerrada y descubrir a su inocente becaria inmersa en un cuerpo a cuerpo tórrido. ¿Qué ha sido de la joven decente y bien educada que yo era antes? ¿Dónde se han quedado mi pudor y mi timidez? ¿Qué he hecho con mi conciencia profesional? Y él, ¿en qué me ha convertido? Todo lo que creía ser parece haberse evaporado de repente. Como si no hubiera existido antes de él. Ha bastado un beso para que permitiera a un hombre reducir mi mundo a la nada y arrastrarme al suyo. Me posee por completo y, en ese instante, siento un profundo resentimiento. Mi enfado se mezcla al miedo de ser pillados, a la decepción de no haber sabido negarme, y a las olas de pacer que me asedian y me impiden decirle que se detenga.
– ¡Mírame!
La voz ronca de Justin me devuelve a la realidad. Como si hubiera comprendido mi turbación, me aprieta la cara entre sus potentes dedos y me obliga a mirarle. Le obedezco y veo como su mirada azul se ha oscurecido. Se le contrae la mandíbula, parece furioso porque haya escapado de él momentáneamente. Se inclina un poco hacia mí, desliza su pesada mano por mi garganta, la deja un rato en mi pecho, llega a la cintura y me coge por las caderas desnudas. Me clava los dedos en los muslos. Con la mano libre, coge su sexo todavía duro y me lo introduce muy lentamente. No me quita los ojos de encima. Mi suspiro de placer parece satisfacerle. Sigue asaltando mi cuerpo con ardor y sus repetidas embestidas me hacen olvidar todo. No, peor todavía, aumentan mi deseo y me incorporo para cogerle el culo con las dos manos. En cada embate, siento su pubis frotando mi clítoris. Me muerdo los labios para contener mis gemidos. Llega hasta una profundidad inimaginable y escucho como el escritorio choca contra la pared, cada vez más fuerte. Bloquea la mesa con la pierna y se me acerca más todavía. Le rodeo con las piernas y siento como el orgasmo empieza a llegar. Sus gemidos de placer y sus dedos en torno a mis costillas terminan por hacerme desfallecer. Dejo escapar un quejido. Acaba de taparme la boca con la mano y nos corremos juntos, enredados, con nuestros cuerpos fundidos en una perfecta ósmosis. Nunca había alcanzado un orgasmo al mismo tiempo.
En cuanto se aparta, desliza la braga por el tobillo y me sube el pantalón por la pierna desnuda. Besa mi sexo todavía ardiente y sigue vistiéndose.
Oigo cómo corre su cinturón al tiempo que unos pasos se acercan por el pasillo. Justin se ajusta la corbata y quita la llave de la puerta mientras me abrocho el último botón. Tengo el cuerpo entumecido; las piernas de plastilina apenas consiguen mantenerme de pie. Estoy alisándome el pelo cuando Eric abre la puerta de su despacho. El rostro de Justin se mantiene impasible y yo, sin embargo, tengo la impresión de oler a sexo. Me marcho en cuanto puedo y les dejo con sus asuntos. Mientras Eric se disculpa por haber tardado tanto, percibo la sonrisa cómplice de mi amante. Pero ya me ha dado la espalda.
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Chicas, les aclaró que antes de leer esta, tienen que leer el volumen I, si no, no la van a entender! Gracias por leer, si te gusto regalame tu voto :)
Marii :')
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Cien facetas del Sr.Bieber:[Volumen II] Deslumbrante-Terminada
RomanceLa relación entre el tenebroso Justin Bieber y la dulce __________ da un giro inesperado. La tensión aumenta, la suerte está echada y nada parece poder cambiarla...