Capitulo 4

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Se había hecho tarde y Nathan no había salido de su habitación, el brillo del sol rojizo llenaba todo el cuarto, al parecer había perdido todo el primer día, mientras estuvo solo miró un par de veces por la ventana, vio niños de diferentes edades pasar, charlar y hasta jugar entre ellos. Aunque tuvo intención de salir sabia que podría perderse, lo que tenia en su cabeza era que por no haber prestado atención podría haber perdido el que sería su primer día de clases. El sonido de la puerta abriéndose lo sacó de sus pensamientos, el muchacho pelinegro había entrado al cuarto.

- Hola... - se aventuro a decir Nathan, el muchacho respiraba pausado, tenia la mirada clavada en el suelo, se le veía perdido- ¿cómo estas?.

No hubo respuestas por su parte, el pelinegro se limito a sentarse en una de las camas y poner sus manos en su cabeza.

- No lo encontraste, ¿verdad? - Nathan solo lograba ver a un muchacho atormentado, la manera en la que sostenía su cabeza le transmitía desesperación, aunque su expresión facial no decía nada - No te preocupes, de seguro que va a terminar estando en otra mochila. - Por un momento pensó devolverle el libro que aún tenía bajo la almohada.

- Tu no lo entiendes... ya no importa... nada importa - Con cada palabra que el muchacho decía su voz comenzaba a temblar mas - ¿Crees que la persona que lo tenga no querrá abrirlo? si es que no lo ha hecho ya... será cuestión de tiempo para que alguien venga y todo termine - estas últimas palabras salieron casi en un susurro inaudible seguida por una manga que limpiaba una lagrima que caía por su mejilla.

Nathan no notó en que momento desapareció el atardecer y su brillo rojizo que iluminaba la habitación habían desaparecido, el cuarto se encontraba medianamente oscuro, toda su atención estaba puesta en el muchacho, en como un puñado de papeles lo tenían lleno de angustia y pena, cada vez era mas persistente la idea de entregar el pequeño libro, puede que Marcos se enojara, al fin y al cabo no era su problema, pero de verdad ¿estaba permitido ver sufrir a alguien y no tratar de ayudarlo?, ¿acaso en ese internado la principal precepto no era el amor?.

- Pero que grosero - el pelinegro dijo esto mientras limpiaba otra lagrima y tomaba un poco de aire - ni me he presentado, me llamo David, es un placer - levanto su mano y Nathan, caminando hasta su lado la estrecho y sentó en la cama, en ese momento pudo notar el color de los ojos de aquel muchacho, eran de color azul, no un tono pálido como su piel, era un color mucho mas vivo e intenso, aunque en ese instante nadie menciono palabra, en sus ojos algo rojizos por aguantar las lagrimas que trataban de salir.

Nathan ya no quiso esperar mas, estaba decidido, le entregaría el diario, con curiosidad o no, sabia que no tenía derecho a prorrogar el dolor de aquel muchacho, se levanto de la cama en donde ambos estaban sentados y se dirigió a la cama donde lo había ocultado . Apenas su mano tomó el borde, el sonido de la puerta lo detuvo, al darse vuelta pudo observar que Chris y Marcos acababan de entrar, Marcos traía algo consigo guardado en una bolsa en su mano.

- ¿Por qué todo está tan oscuro? - Dijo el chico rubio mientras encendía la luz. - Creo que se hace algo tarde, tenemos que desempacar e ir a dormir.

- Bueno, ya saben como es esto - Continuo Marco, sacando una hoja de su bolsillo con una pluma. - escriben su nombre, los ponemos en mi bolsillo, escogemos una cama y el nombre de quien salga se la lleva. - Nadie mas hizo preguntas y todos escribieron sus nombres y para luego colocarlos en el bolsillo de Marcos.

Las 4 camas estaban distribuidas de esta manera una litera cerca a la puerta, en la pared a su lado una individual y la restante era la que estaba cerca de la ventana.

La primera cama en ser sorteada fue la litera, esa la ganaron Marcos y Chris, aunque discutieron un poco por quien tendría la de arriba, Marcos terminó ganándola a cambio del postre de la primera semana, la siguiente fue la cama individual que estaba cerca a la litera, esa le correspondió a Nathan y por descarte David se quedaría con la que estaba cerca a la ventana.

- Exijo que se vuelva a sortear, mi salud no es la mejor como para pasar una temporada ahí - David dijo mirando a todos.

- Claro que no, las reglas son claras, así que puedes empezar a desempacar - respondió Marcos.

De ahí en adelante todos comenzaron a desempacar, para suerte de Nathan tuvo la cama donde había guardado el diario, cada cama tenia bajo de si 4 cajones, eran bastante amplios, además el internado poseía un casillero para cada estudiante, eso ayudaba a reducir el numero de pertenencias que podrían guardar, al tener un uniforme lo único que guardaría en ropa serían unas cuantas camisas y corbatas. En un rápido movimiento guardó el diario entre las camisas en el cajón, estaba decidido a devolver el libro apenas tuviera la oportunidad.

En la sala solo se escuchaban  los comentarios de Marcos y Chris cuando de repente sonó la campana.

- Demonios, ¿son las 7? - Dijo Chris mientras cerraba uno de sus cajones.

- Efectivamente, sera mejor que bajemos a comer antes que llegue un guía y tengamos castigo por el resto de la semana.

Todos se miraran como si ninguno quisiera un castigo, seguido a esto los muchachos salieron casi corriendo dejando a Nathan solo, momento que el muchacho aprovecho para sacar el diario y ponerlo bajo su sweter, no quería que nadie lo encontrase con el en las manos.

Mientras se acercaba a la cama de David, pudo notar algo en la cama de Marcos, eran un par de pinzas, se mantenía firme en la abrir el pequeño libro.

Nathan se quedó pensativo un momento, era claro que el devolver el libro lo incriminaría. Ese instante de pensamiento acabo cuando David entró al cuarto y lo tomó de la mano para llevarlo al salón donde sería la cena. De todo paso por su cabeza en ese momento, estaba frito.    

Déjame decirte "Te quiero" una vez masDonde viven las historias. Descúbrelo ahora