Delírios y drama.

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Sí lograra armar todos los pensamientos que tengo dispersos por mi mente creo que me haría una escalera con ellos para poder tocar las estrellas, nada se me ha hecho fácil de entender, creo que nadie puede entender ni la mitad de lo que ronda en su cabeza, un maldito puzle eterno en el que pasamos nuestra vida tratando de dar sentido a las ideas ilusorias producto de la sinapsis y el sistema límbico. No debí haber estudiado medicina durante esos meses, creo que mi cinísmo con respecto a la mayoría de las cosas se justifica con el contenido de biología que fui obligada a estudiar incesantemente para ni siquiera soportar el introductorio de la carrera. Si hablamos de amor, tristeza, alegría, enojo, miedo y cualquier emoción solo logro pensar en la clase sobre el mecanismo del cerebro, las glándulas, los estímulos, las hormonas que se segregan y que nuestro hipocampo interpreta como emociones o sentimientos, en vez de caras veo pares craneales, por lo menos no llegué tan lejos o quien sabe en que tipo de locura hubiera acabado todo aquello. En fin, no era eso de lo que quería hablar pero sabemos como es esto de intentar escribir una historia, tiene mucho drama y pensamientos filosóficos incluidos para mayor interés de quien pueda soportar más allá de las primeras líneas de mis delirios.

Empezando con lo que a todos nos concierne, quiero contarles una historia, con toques de realidad y un poco de imaginación, de los verdaderos hechos y los hechos que rondan por mi mente y que quisiera fueran sido participe de los acontecimientos. Cuando pienso en ello, miles de pensamientos y sensaciones me invaden; confusión, ternura, cariño, tristeza, rabia, alegría. Yo quería alejarme de mi pueblo, escapar un rato, necesitaba poder respirar sin sentir la opresión en el pecho que tanto que me consumía estando allá, necesitaba un lugar donde poder borrar sentimientos, desechar recuerdos y volver a sentirme bien, ya saben, eso que uno desea cuando terminan una relación, cuando pasaste por muchas cosas con una persona y todo acaba, yo necesitaba salir de ese maldito pueblo plagado de recuerdos que me mantenían con la mente y los sentimientos totalmente jodidos, y la capital era la mejor opción, una gran ciudad en la que nadie (excepto mi tía y mis primos) sabía quién era, unas merecidas vacaciones de todo el desorden que había en mí, la visita de mi tía fue la excusa perfecta para poner a mis papás en jaque y que me dejaran viajar, todo iría bien.

Pero ya vemos que las cosas no son como unas piensa, parece ficción o cosas de películas y novelas eso de que por cosas del destino, del universo, del azar o de algo, dos personas se conozcan y tenga una conexión inmediata, algo inesperado y que solo sea como el primer naipe que se toma para armar una torre. Así me pasó con él, sin conocerlo, sin haber sido amigos antes, sin que todo se diera poco a poco, la atracción entre ambos se hizo presente luego de unas horas caminando por las calles de la ciudad, hablando de cualquier tema que se nos cruzara por la mente, concordando en algunos argumentos y explicando los puntos de vista individuales en algún desacuerdo, eso es lo que hace la diferencia, lo que hace a una persona interesante, y por raro que parezca, no con cualquier persona logras encajar en ese ese tipo de momentos. Lo que ninguno de ambos se imaginaba, como siempre suele ocurrir, es que desde allí hasta ahora nos veríamos enfrascados en un relato, que no pudo convertirse en historia porque las circunstancias se pusieron de acuerdo para negarnos por ahora la oportunidad de una gran historia que contar.

A kilometros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora