Noche del concierto.

15 0 0
                                    


1.

Septiembre- 7:00 a.m llegada al terminal de la capital.

No puedo creer que por fin me encuentro aquí, estoy emocionada, siento nervios, quiero ver a mi primo, la última vez que estuve aquí fue en febrero y ya han pasado 7 meses desde aquello, en aquel entonces solo estuve una semana, esta vez no sé cuándo me marcharé pero espero que sea no pronto. Muchas cosas han cambiado desde que vine hace unos meses y lo único que vuelvo a repetir en que mi estadía aquí está acompañada por mi deseo de dejar a atrás mi sentimientos hacia el mismo idiota de siempre. Pero esta vez ya fue es el fin de aquello, lo supe desde que me monté en el autobús, desde que dejaba mi pueblo atrás.

- Niña, vamos, debes estar atenta aquí (Dijo mi tía sacándome de mis pensamientos) Agarra las maletas, pásame esa almohada, no sé porque te traes tantas cosas.

- Uno nunca sabe que pueda necesitar tía (Dije irritada porque es la quinta vez que me lo dice desde que salimos de mi casa) Además, lo que más pesa en la maleta es la comida.

- Bueno vamos, agarra bien las cosas porque el camino es largo hasta la casa.

Si fue un camino largo entre agarrar el transporte público, con las maletas, pero me sentí a gusto con el clima, en mi pueblo hace calor, no en exceso pero no es nada agradable, en cambio aquí hace frío, el clima es constantemente fresco, aunque el tráfico y la cantidad de gente siempre me parece irritante.

Cuando por fin llegamos nos bajamos del último bus supe que llegaría la hora de enfrentarme a lo único que despreciaba de este este lugar, si han visto Kung Fu Panda se harán una excelente idea sobre mí al toparme cara a cara el enemigo de Po, enemigo mío, enemigo de cualquiera. Escaleras. La cantidad de escaleras que debo subir cuando estoy aquí compensa todos los días de comer tarde en la noche, la falta ejercicio y mi vaga resistencia. Es una vergüenza personal para mí, si soy bailarina, debería poder resistirlo, pero sin duda 5 horas bailando no me dejan con un jodido ataque respiratoria como subir dos minutos de estas escaleras. Si yo fuera el diablo haría en el infierno algo para que los pecadores suban y sufran, como yo. Okey, puede que sea mucho, pero realmente me deja sin aliento en los pulmones y considerando el frio que hace, necesito un inhalador para asmáticos.

Luego de la agonía de subir de nuevo por aquellas escaleras del demonio, llegué y me tiré en el mueble negro como un saco de papas mientras trabaja de respirar por la nariz en vez de por la boca, mi primo salió del cuarto y lo saludé con un abrazo, arregle mis cosas, tomé agua y me dispuse a hablar con él.

Las cosas habían cambiado, la litera que estaba en el cuarto, la habían pasado a un cuarto en el piso de arriba, y había una cama matrimonial. La casa de mi tía es pequeña y acogedora a pesar del frío, en la parte de abajo solo tiene dos cuartos, la cocina, la sala, y el baño, en la parte de arriba hay dos cuartos, un baño y donde se lava la ropa, con vista a una parte de la ciudad. No recuerdo con exactitud si fue esa misma noche o la noche siguiente en la que fui a un concierto con mi primo, recuerdo que era como en un parque o una plaza, solo recuerdo que estaba impresionada con todo lo que veía, todo parecía enorme comparado a lo que he estaba acostumbra a ver. Y sobre todo recuerdo la gente, había emos, rockeros, locas, extraterrestres, de todo tipo de cosas vi esa noche, sin duda fue una de las mejores.

Yo estaba con mi primo y algunos de sus amigos, una chica y tres chicos o dos, juro que trato de hacer todo lo posible por recordar lo más que pueda, pero son muy vagas las imágenes que pasan por mi mente después de tantos meses y tengan en cuenta que ya no recuerdo ni que comí hace dos días. Lo importante de esta parte de la historia es que fue esta la primera noche en que nos presentaron, pero realmente no platicamos, yo no me separé de mi primo y él no se separó de la que entonces era su novia. Luego del concierto, al dirigirnos a casa, solo platicamos un poco mientras esperábamos a que llegara el metro, y tampoco fue algo más allá de lo normal; no entiendo cuál fue la diferencia entre esa noche y aquella en la que empezamos a gustarnos, que hubo de especial, o si tal vez no era el momento, no lo sé... Pero estoy segura de que antes o después, íbamos a terminar queriéndonos, aunque durante esas semanas mis sentimientos hacia él no fueron ni una cuarta parte lo que son ahora supongo que así funciona esto, poco a pocos te vas elevando, con el tiempo los sentimientos crecen como las células que se duplican constantemente en nuestro organismo hasta crear tejidos, órganos, sistemas y... ¡Okey! Debo dejar esto de lado esto ahora, pero tú entiendes mi punto.

A kilometros de distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora