TRēS

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    No podía arriesgar a mi hermana, y pensé que era mejor dejar por el lugar por el momento, tenía miedo que nos pasara lo mismo que a papá.

    Pero tenía que descubrir que estaba pasando.

     Al salir de la cueva, nos aseguramos de cubrir la entrada de la cueva con una manta manchada de lodo que estaba cerca, esperando que nadie mas encontrara la entrada.
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    Pasé todo el día encerrado en mi habitación tratando de pensar en una explicación que tuviera lógica, pero nada tenia sentido, hasta que me di cuenta de que necesitaba mas pistas. Aún pasada la medianoche tenia ese sentimiento de querer ir a investigar y buscar pistas para llegar a una conclusión que tuviera lógica, algo ahi me llamaba, o tal vez solo estoy siendo paranoico, o no.

    No soporté mas, me levanté de mi cama y salí con cuidado de mi habitación, con cuidado de no despertar a mi hermana, no quería exponerla a un peligro desconocido. Tomé una linterna de mi casa y salí con dirección a la cueva.

    Llegué, pero la manta ya no estaba, tenía la esperanza de que haya sido el viento quien se la llevó, o tal vez alguien mas ya había entrado. Encendí la linterna y entré en la cueva, con cuidado de que nadie me viera.

    Caminé todo el camino hasta la puerta que daba la entrada a la iglesia, pero alguien ya me esperaba. –Creiste que dejaria que hicieras esto solo, ¿verdad?– preguntaba el piojo de mi hermana, recargado en la puerta con los brazos cruzados. –Si, es lo que espero y lo que voy a hacer – respondí con sequedad– por favor vete a tu casa, seguro estorbaras mas de lo que ayudara... Ni siquiera había terminado la oración cuando él ya había hecho una estupidez, tiró la puerta en la que estaba recargado, causando un gran estruendo. Lo tomé del cuello de la camisa y lo arrastré hasta una grieta que estaba en el camino, donde fácilmente nos pudimos esconder. No pasó mucho tiempo cuando pasó corriendo un grupo de hombres gritando que abrieran bien los ojos, que había invasores cerca. Pasaron de largo, sin darse cuenta de nuestra presencia.

     Salimos de la grieta y una vez mas le repetí –Vete a tu casa, no quiero estorbos, pero él no estaba dispuesto a irse, y me dijo firme –No, no me voy a ir– apretando la cara de forma que pareciera que estaba seguro de si mismo, pero el resto de su cuerpo estaba temblando de miedo, así que me agache para ponerme a su altura y le dije cara a cara –Esta bien, sigueme, pero a la siguiente que arruienes algo, voy a llevarte personalmente a tu casa, y te voy a arropar en tu cama de tal manera que no te puedas volver a levantar– y seguí mi camino. Ahora no solo esta temblando de miedo, probablemente ya se haya hecho en los pantalones del susto.

    Caminamos nuevamente hasta la puerta, o donde solía estar. Asomé cuidadosamente la cabeza, buscando la existencia de alguna persona o algún mecanismo de seguridad, pero en ese justo momento, alguien nos agarró a ambos por la espalda. Tanto el camarón como yo nos tapamos la boca para evitar gritar con tal susto. Pero se nos pusieron los pelos de punta.

–¿Asi que aquí estaban?–

Al escuchar esa voz, ambos nos tranquilizamos –¿Qué rayos haces aquí?– pregunté, –¿No sería yo la que debería responder eso?– respondió mi hermana.
–Desperté y no estabas en el cuarto, y mi novio no respondía mis mensajes, así que me preocupé, y vine a buscar aquí– contando la historia de como llegó ella aquí –gracias por la preocupación, pero nosotros nos encargamos, por favor regresa tu casa– respondió el camarón –¿Nosotros? – dije con tono burlón. –Se que ustedes pueden, pero tengo miedo de que algo le pase a los dos hombres de mi vida, así que es por eso de que yo los voy a cuidar!– dijo mi hermana, orgullosa de si misma –pss de hombres solo estoy yo– dije entre dientes, molestando al piojo de mi hermana.

–Además estoy aquí para que tú, hermanito, no mates a mi novio, que tengo miedo de que le hagas algo – dijo mi hermana apuntándome al pecho.

Rayos, descubrió mi plan.

    Después de una pequeña discusión, dejamos de lado la emotiva reunión, y continuamos con nuestra verdadera mision, explorar esa iglesia, y buscar secretos.

Debajo De Nuestros PiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora