Salgo del cuarto de mi esposo, los eclesiásticos acaban de salir también, están aquí porque el monarca está a punto de fallecer, llevamos una semana de vigilia rezando alrededor de su cama.En la puerta me encuentro con mi sobrina, la cual tras una reverencia se sujeta a mi brazo y comenzamos a pasear.
_ Tía, ¿cómo se encuentra su esposo?
_ Igual, me temo que sólo Dios sabe cuanto le queda.
_ Lamentó mucho escuchar eso, esperemos que nuestro señor sea benévolo con su majestad y no cuente sus malos actos.
_ Por supuesto. Siento si estos días no he podido estar tan pendiente de ti como me gustaría, más cuando te queda tan poco para partir, pero entiende que la salud del rey ocupa todo mi tiempo.
_ No se preocupe, lo entiendo. Mi querida tía, antes de venir pasé por el convento en el que está recluida su madre, mi amada abuela.
_ ¿Pudiste hablar con ella?
_ Sí, tuve la suerte de descansar durante dos días en el convento y pasear con ella mientras charlábamos. Durante nuestra conversación hablamos de que han quedado varías celdas vacías, espera que se llenen con premura -me dice sonriendo-.
_ Gracias, querida.
_ Hizo especial hincapié en que te dijera que está deseando hablar con vos, y que cualquier duda o problema que puedas tener, ella siempre te apoyará y estará de tu parte, al igual que mi amado padre.
_ Me gustaría que cuando partieras a vuestra tierra le entregaras una carta a vuestro padre, mi querido hermano.
_ Por supuesto, somos familia y las familias deben mantenerse unidas y apoyarse en cualquier situación, sea la que sea.
Veo como abre los ojos y yo asiento, sé de sobra lo que me quiere decir, mi sobrina me está indicando que ante el fallecimiento de mi esposo van a estar de mi parte.
_ Su majestad -me dice un caballero de la corte-, los consejeros del rey desean hablar con usted.
Me despido de mi sobrina y voy a la reunión con las personas más cercanas a mi esposo, los cuales estarán temerosos ante el posible fallecimiento de éste y su descenso en la corte al poder hacer mi hijo un cambio en sus preferidos. Entro y veo a los dos debatir, se les nota nerviosos y preocupados, andando de un lugar a otro. Al verme ambos van a su lugar en la mesa y se esperan a que me siente para hacerlo ellos.
_ Señores, me gustaría saber el motivo de esta reunión, ya que mi lugar ahora está en los pies del lecho de mi esposo orando por su mejora.
_ Mi señora, deberíamos hablar de las noticias que nos ha proporcionado el galeno de nuestro rey.
_ Yo misma he hablado con él esta mañana, ¿hay nuevas buenas?
_ Su majestad... el rey está siendo envenenado -me dicen los galenos reales, por lo que yo comienzo a ponerme nerviosa aunque lo disimulo-.
_ ¿Están seguros de lo que están diciendo? -pregunto regia y serena-.
_ Completamente su alteza, todos los síntomas indican envenenamiento.
_ ¿Hay remedio?
_ Lo estamos estudiando mi señora, hacemos todo lo posible para encontrar la cura.
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El precio de la corona -COMPLETADA-
Short Story¿Cuánto pesa una corona? Mejor dicho. ¿Cuánto puede llegar a pesar? ¿Cuál puede llegar a ser su precio? En mi caso, el precio lo es todo. ¿Vale la pena casarse con el hombre que no amas por una corona? Mi respuesta siempre fue la misma: "sí, es mi...