Cap. 4

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Entro en nuestra cámara secreta con la niña, nada más vernos Thomas viene corriendo a mí, nos da un beso a cada una y coge a su pequeña en brazos, la cual está feliz de ver a su padre.

_ Hola mi amor, cómo has crecido -dice alegre mientras la bebé hace soniditos y coge su dedo con sus manitas regordetas-.

_ ¿Has estado con nuestro hijo? -le pregunto tras pasarle a nuestra niña y sentarme, estoy agotada-.

_ Sí, estaba entusiasmado, hoy ha tenido su primera carrera a caballo y ha ganado.

_ Es normal que haya ganado, es el heredero al trono, todos le han dejado ganar -me río, a lo que él me imita-.

_ Lo sé querida, pero me ha sido imposible decírselo, estaba lleno de júbilo.

Miro a Thomas, pese a haber pasado ya más de quince años que nos conocimos sigue igual de guapo, y yo sigo igual de enamorada. Miro su sonrisa sincera, está jugando con la niña diciéndole cosas bellas, ésta toca su cara con sus manitas regordetas y se ríe de vez en cuando.

Mi pequeña... no hay ser más hermoso en este mundo que mi pequeña bebé. Henry, mi hijo mayor, esta instruyéndose como futuro monarca del país, mi esposo no le presta la más mínima atención, pero no me importa, en realidad lo prefiero, así mi hijo no puede parecerse a él. Sin embargo uno de los nobles que le asesora y ayuda a instruirse es su verdadero padre, Thomas, por lo que nuestro hijo está creciendo convirtiéndose en un hombre inteligente y bondadoso, al contrario de mi esposo.

Veo a mi pequeña, tan solo tiene cuatro meses, por lo que la traigo a mis encuentros para que Thomas pueda estar con ella, al igual que hice en su día con Henry. Cuando la niña crezca esto acabará, ya que nadie puede saber que Thomas es su verdadero padre.

Miro a mi niña, ella es el asunto por el que he quedado con Thomas con tanta premura, estoy muy asustada.

_ Thomas... el rey... ya está empezando a buscar marido a nuestra niña -le digo mientras se me escapan las lágrimas-.

_ ¿Cómo? Apenas tiene cuatro meses.

_ Lo sé, pero quiere casarla con el futuro rey de Francia, quiere casarla con un Borbón para así crear una unión.

_ No puede ser, el delfín tiene diecinueve años.

_ Lo sé, acaba de enviudar sin descendencia, su esposa ha muerto en su primer alumbramiento, al igual que el hijo que esperaban.

_ No, no podemos permitir que le hagan eso a nuestra pequeña Elizabeth.

_ Thomas, mi marido pretende separarnos de ella cuando la niña cumpla los cinco años de edad, quiere que la eduquen en la corte francesa, ya no la veremos más.

Me echo a llorar con más fuerza, mi marido pretende separarme de mi hija, él no me deja salir del palacio, por lo que nunca podré visitarla y no la volveré a ver.

_ No van a aceptar, deben asegurar la descendencia, el delfín buscará una esposa en edad fértil, no van a esperar quince años para tener al próximo heredero, ahí tendrá ya treinta y cuatro años, antes debe tener algún vástago.

_ Aún así, ya está negociando su matrimonio, si no es con él lo hará con otro. Thomas, no quiero que a mi pequeña Elizabeth le pase lo mismo que a mí, no quiero que se tenga que casar con un hombre despreciable por simples negocios.

_ No dejaremos que pase eso, encontraremos alguna forma.

Thomas me rodea entre sus brazos hasta que acaba mi llanto. Tras cerca de una hora nos despedimos con un beso y yo vuelvo a mi capilla, como todas las semanas.

El precio de la corona -COMPLETADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora