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- ¿Cuantas veces te lo dije Harumin? ¡No voy a ir! - la rubia forcejeaba mientras que, su mejor amiga, la intentaba llevar hacia la habitación de Yuzu.

- ¡Hay que ir! - seguía insistiendo.

- ¿Por qué diablos estás tan empeñada? - si era cierto que la castaña amaba las fiestas y todo lo relacionado, pero eso era ya un desfase.

- ¿Acaso eres idiota? Mei Aihara estará allí - se calmó un poco mientras sonreía, para ver si su amiga se emocionara por aquella alfa.

- Menos ganas tengo ahora - bufó cruzándose de brazos.

- Oh por la Luna realmente eres idiota - reclamó la chica golpeando suavemente su cabeza.

La rubia entró en su habitación y cerró con un portazo, estaba claro que no iría, no iría a una fiesta de una alfa fría como el mismísimo hielo en cuanto a sentimientos, además de tirarse a todas las tipas que caían en sus brazos.

- ¿Qué haré? - se preguntó a si misma al escuchar los reclamos de su amiga.

Estuvo al rededor de diez minutos dando vueltas por su cuarto, tal vez no era mala idea, llevaba semanas sin salir a algún sitio y realmente le encantaría ir con Harumin.

Pero seguía estando ella.

- Mei Aihara maldita seas - se apoyó contra la puerta y suspiro.

Jamás la había visto en persona, según decían que su belleza era semejante a la de una diosa de la antigua Grecia.

- Eso habrá que verlo - dio una sonrisa y abrió la puerta - Voy a ir.

- ¿¡En serio!? - gritó emocionada a lo que la chica asintió - ¡Esa es mi Yuzucchi!

- ¡Pasémoslo de muerte! - dijo más emocionada - No creo que sea para tanto - susurró.

Las horas fueron pasando y ambas amigas iban vestido por vestido, esto era culpa de Harumin ya que ella quería conocer a algún alfa de una vez.

- ¿Encontraste algo? - preguntó Yuzu ya cambiada con una falda color amarillo vainilla, acompañada por una chupa del mismo color encima de una camisa blanca, mientras que en sus piernas estaban suaves medias blancas como nubes hasta su rodilla, para finalizar con unas botas de tacón.

- ¡Creo que ya está! - salió la chica castaña con unos pantalones blancos estilo campana, mas la camiseta era color negra y llegaba por encima de su ombligo.

- Te ves divina, ¿pero no crees que hará frío? - preguntó pensativa la rubia.

- Bah, puras tonterías estoy segura que gracias a esto encontraré al alfa de mis sueños - replicó mirando al cielo metida en alguna fantasia.

Ante ésto Yuzu solo suspiró a ella no creía en aquello llamado amor, eso era una simple estupidez.

Apenas pasaron unos minutos cuando ambas ya se disponían a ir hacia aquel festejo, hecho por el jefe de la gran manada del sur. Sho Aihara.

Mientras que Harumin alardeaba sobre la gran noche que tendría, Yuzu pensaba en cómo escapar si la descendiente del líder le dirigía palabra. No le gustaría establecer una conversación con aquella mujer, al parecer, pariente de Venus.

A pocos metros del gran descampado donde se celebraría todo, la rubia sintió su mundo caer al observar, con claridad, a cierta pelinegra de ojos amatista brillante hablar con una pelirrosa cercana a ser un enano de jardin.

Por todas las Lunas.  .  .Es ella – susurró atragantándose con sus propias palabras.

La que giraría mundo en segundos.

¡Estúpida Alfa! [Citrus Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora