Seguía las dietas lo mejor que podía y me pude mantener así un mes entero, mi cuerpo pedía alimento pero mi cerebro se los negaba, y guardaba respeto a mis princesas, el problema era que mi mamá decía que estaba bien que hiciera la dieta pero que no dejara de comer, en ocasiones tenía que llegar temprano a la casa porque mi mamá me lo exigía, pero no sabía qué hacer con la comida que ingería, así que había tomado la decisión de empezar con rutinas de ejercicios los días que no fuera a entrenar, empecé con algo sencillo que eran las abdominales, 100 por día eran más que suficientes, pero cada día fui queriendo más y más y más, hasta que me arriesgué por completo y empecé a pedir consejos de que era lo que debía comer y lo que no debía comer.
Las dietas se fueron haciendo cada días más estrictas, ponía todo el empeño del mundo en el entrenamiento y no sólo me quedaba una hora, en ocasiones llegaba temprano y me pasaban las 3 horas entrenando, llegaba a mi casa casi muerta del cansancio pero solo así podía llegar a dormir sin necesidad de cenar.
Al día siguiente me fui a la escuela, era media semana todavía llegué a la escuela y pensé que tenía mucho que no hablaba con Elena, llegué a mi grupo y la saludé, ella me miró con una cierta decepción y pude adivinar que estaba enterada de lo que pasaba conmigo así que le pedí que habláramos en el receso de las 10:00 am, busqué a Roxana y le dijo, ella nunca había puesto peros para nada y no tuvo ningún problema.
-¿Qué pasa Ale? ¿Ya no nos quieres hablar?
-¡No digas eso Elena! Simplemente me ha dado un poco más por hablar con Roxy es todo.
-Ale te conozco y sé perfectamente que algo está pasando y quiero saberlo, jamás te había visto tan descuidada.
-No pasa nada, es sólo que me han aumentado el tiempo de entrenamiento y no he podido dormir bien, es todo.
-A mi no me haces tonta, dime que es lo que pasa.
-Pues la respuesta ya la tienes si quieres creerme bien si no pues me da igual, no tengo por qué darle explicaciones a nadie de lo que hago, bien sabes que yo nunca, le digo a nadie ninguno de mis movimientos.
-¡Pues conmigo si lo hacías y desde que estás con Roxana has cambiado mucho, pero ya sabes cuándo lo necesites, sea lo que sea no te dejaré caer, a ver si ella está cuando llegues a tu destino de la perfección, como tú y ella lo llaman, sólo quiero que sepas que con eso vas a llegar a la muerte!
Me quedé pasmada, me levanté la vi y le dije:
-Tú no sabes nada.
Me fui en busca de Roxana, la vi y la abracé le conté lo que había pasado, y me sentía culpable porque sentí que el grupo se había separado por mi culpa de cierta forma.
-¡No te preocupes Ale! Ellas no entienden, pero no estás sola. Juntas a la perfección ¿Qué no?
-¡Quiero que me enseñes a ser como tu Roxy! Lo necesito.
-Me alegra oír eso, te pasaré unas páginas esta tarde y verás que a partir de aquí no me necesitarás más.
Regresamos al salón tomamos nuestras mochilas y nos cambiamos a otro lugar, lejos de Elena, Luisa y Sabrina.
Poco a poco fui limitándome más y ejercitándome al extremo, las 100 abdominales se convirtieron en 200, ya no consumía 1000 calorías, consumía 800 al día, los entrenamientos eran extenuantes, casi no dormía, pero cada día me sentía un poco más triste, porque pensaba que no perdía nada en lo absoluto, los días en la escuela se me hacían largos, y las pláticas con Roxana eran cada vez más fuertes, pero esa noche no aguanté, baje rápidamente a la cocina en medio de la noche, abrí el refrigerador y encontré una rebana de pastel cubierta con una servilleta, así que lo tomé y me lo comí con tantas ansias, regresé a mi cuarto, pero en vez de sentirme satisfecha sentía un sentimiento de culpa, encontré una botella de agua dentro de mi mochila y me la tomé demasiado rápido pero en vez de ayudar empeoró las cosas, me metí dentro de mi cama, y sólo daba vueltas y vueltas, hasta que lo decidí me levante abrí la puerta del baño y me incliné sobre ella mis dedos tocaron mi garganta y fue como si mi estómago lo empujara.
¿Qué diablos estás haciendo Alejandra?- pensé, bajé la llave del baño, y me senté en mi cama, la sensación de vacío me daba un tipo de placer, me abracé las rodillas y comencé a llorar hasta quedarme dormida.
Cuando llegué a la escuela al día siguiente busqué a Roxana, y le conté lo que me había pasado esta madrugada, ella me dijo que era normal, que si ya sabía cómo no dejara de hacerlo que bajaría mucho más rápido.
Al transcurso de un mes regresé con ella al centro comercial nuevamente a pesarme, y me asombré con el resultado:
165.5671 libras = 75.100 Kilogramos.
Su índice de Masa Corporal es 28.23 Kg/m2
Usted sufre de sobre peso.
8.100 kilos menos.
Ya no era obesidad, ya no me decía que era gorda, y pensar que yo sola lo había logrado, entonces fue que Roxana me dijo:
-Ya no me necesitas, a partir de hoy ya podrás sola, no quería decírtelo antes de que llegáramos pero mis padres me cambiaron de escuela, se que podrás seguir sin mí, pero pues sabes donde localizarme por si necesitas algo.
La abracé llorando, no quería que se fuera sentí por un momento que le debía mucho y al despedirse de mí me vio de una forma verdaderamente especial.
Salió del centro comercial y dobló a la derecha y yo a la izquierda, algo me animó a voltearla a ver y sentí una sensación extraña pensaba que todo estaría bien, pero apenas a empezaba a enfrentarme a lo que sería mi verdadero infierno...
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Fragil //Terminada//
Teen FictionEl sentimiento. La culpa. Los fantasmas que están a tu alrrededor. Un sólo pensamiento.