No puedo

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Al terminar la consulta mi mamá estaba muy seria conmigo, le marcó a mi papá y le dijo:

-Tenemos un problema, ven por nosotras.

Nos subimos al carro y el ambiente era muy tenso, ninguno de los dos platicaban como solían hacerlo cada vez que íbamos de viaje. Llegamos a la casa y ya había tomado mi camino para dirigirme a mi cuarto cuando mi papá me dijo:

-¡Alejandra! Ni se te ocurra ven acá que tenemos mucho que hablar.

-Yo no tengo absolutamente nada de qué hablar con ninguno de los dos, les he dicho que yo no estoy enferma, la doctora está loca ¿Qué no entienden?

Me subí molesta a mi cuarto y azoté la puerta, mis papas fueron tras de mí pero no pudieron entrar, me senté en la cama y prendí la computadora y como un flashazo se me vino la imagen de Roxana a mi mente, pero no la pensaba en como la había visto en el ataúd, la pensaba en como la había visto la última vez que nos vimos. Era muy tarde ya así que me quedé dormida.

Al día siguiente vi que la puerta estaba abierta, me asusté por un momento y noté que mi computadora no estaba, bajé corriendo y mi papá me la estaba revisando, sí que encontró todas las páginas que veía, incluso una que actualizaba que yo había creado junto con Roxana, mi mamá estaba llorando.

Me acerqué y me serví un vaso con agua, me detuve y los quedé viendo, mi mamá se me acercó y me soltó una cachetada, jamás me había pegado, me quedé pasmada, y mis ojos se llenaron de lágrimas y ella dijo:

-¿Qué hice mal?- Mientras lloraba.

Yo no dije nada, y cuando me disponía a retirarme mi papá me tomó del brazo y me aventó al sillón.

-Alejandra tenemos un problema, y ese eres tú, necesitamos que te trates, he visto todas las páginas y realmente estoy decepcionado, Elena le comentó a tu mamá que estabas enferma y que te habías alejado, quiero que me digas en este momento ¿Qué es lo que pasa?

-No pasa nada- dije en tono agresivo.- ¿Por qué quieren obligarme a algo que yo no he hecho?

-El principal problema de las anoréxicas es ese justamente, el que no acepten su enfermedad, mi amor, te estás destruyendo por dentro, ves los resultados en tu físico, en el exterior pero ¿Por dentro? Te estás matando que no recuerdas lo que dijo la doctora, casi tienes una úlcera, tu esófago tenemos que reconstruirlo.

-Yo estoy bien, no necesito la ayuda de nadie, me niego a que se sigan metiendo en mi vida, me niego a que me traten, ¡Me niego a ser gorda de nuevo!

Subí a mi cuarto corriendo, pero en un escalón me torcí el pie y caí de las escaleras, mi papá me cargó y me acostó en el sofá, de inmediato me puso hielo, pero el dolor no bajaba, así que terminaron regresando al doctor.

Cuando le dieron el resultado a mi mamá si había sido una simple torcedura o si me lo había dislocado, a lo que le respondieron que debía de tener cuidado porque el hueso empezaba a desmoronarse por falta de calcio, así que me dio un pomo amarillo, con sabor a plato, tenía que volver a calcificarme.

Al regresar a la casa, mi mamá me subió un vaso de leche y una rebanada de pan, yo no quería comérmela pensaba en las calorías que consumiría, lo hice a un lado y le dije a mi mamá:

-Discúlpame.- Y me acosté dándole la espalda ella me acarició el cabello y dijo:

-Te amo Ale.- Se paró de la cama y al cerrar la puerta escuche un sollozo.

Me quedé pensando muchas cosas, recordaba las cosas que me decían, la burla hacía mi cuerpo, la vez que la báscula marcó 87 kilogramos y después lo relacioné con mi regreso a clases los comentarios que surgirían, mi cuerpo ya no era el mismo, mis huesos de la clavícula se salían por completo, en el hombro se alcanzaba a distinguir donde acababa y empezaba el otro hueso y la conexión de ambos, los pantalones me quedaban grandes, ya lo estaba consiguiendo, pero estaba perdiendo mucho a cambio, familia, amigos, los chicos ya no me interesaban, nada importaba ya, solo quería un cuerpo bonito...

Fragil //Terminada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora