Sigue!

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Habían pasado ya 4 meses dentro del tratamiento, los resultados se veían, no había subido mucho de peso así que el cambio no era muy notorio, mi mamá se notaba un poco más contenta, más tranquila, incluso Elena había ido a visitarme para que pudiéramos arreglar las cosas, aparentemente todo pintaba perfecto, pero yo seguía con mucha tristeza, sentía que algo me faltaba, no era Feliz.

Me sentía muerta en vida, cada que comía tenía que esperarme en la mesa alrededor de una hora, cada que iba al baño siempre había alguien cuidándome en la puerta, era bastante incómoda, lloraba todas las noches prácticamente, y comencé a cortarme.

Primero empecé con cortadas pequeñas, sentía que ahí se concentraba el dolor que sentía en el alma, que las gotas de sangre que corrían en mi brazo eran las culpas que se derramaban hasta estrellarse en el piso y deshacer un pedazo de la culpa, y peor aún pensaba en Roxana, pensaba en que ella estaba decepcionada de mi por no haber logrado la meta propuesta, en ocasiones pensaba que ella murió feliz, porque había muerto “Hermosa” pero a la vez decía que ese no era el tipo de muerte que quería para mí, estaba realmente confundida.

Mi vestimenta no cambió, siempre traía suéteres largos que cubrieran mis brazos llenos de marcas, incluso me corte arriba del tobillo “Alone” (Sola) que era como realmente me sentía, me miraba al espejo y no podía creer lo que veía, decía que era mi felicidad a cambio de la de mi familia y lo veía injusto de cierta forma.

El infierno en el que vivía me había hecho adicta a él, a su dolor, a su hambre, a su falta de esperanza, a su obscuridad, me había hecho su esclava su fiel seguidora, me habían escondido la llave para salir de él, no le encontraba ningún sentido a nada, mi ser estaba lleno de miedo, incertidumbre, soledad, una bomba de sentimientos encontrados había estallado dentro de mí. Y mi pregunta eterna: ¿Por qué a mí? ¿Seré una mala persona para merecer esto?, no podía entender el sentido de mi vida, porque no le encontraba ninguno.

Comía pero la comida no me sabía a nada, me arreglaba pero no encontraba mi belleza, me dejaba abrazar pero no encontraba calidez alguna en tal abrazo.

¿De qué estoy hecha? ¿De qué me hicieron? ¿Cuánto tiempo lo soportaré? Tenía demasiadas preguntas y ninguna respuesta, fue cuando entendí lo que la doctora me dijo, yo sola encontraré mi cura.

Cada día que pasaba era como un mes para mí, cada mes como un año y así sucesivamente, habían pasado ya casi 9 meses, muchas veces pensé en retomar de nuevo la enfermedad, pero también pensaba en que no sería justo para mis papás.

Una tarde saliendo de la escuela me dispuse a ir al panteon donde estaba enterrada Roxana, el lugar era bastante solitario, pero miedo no tenía, encontré su lápida y me senté sobre ella, tenía una rosa blanca en mis manos.

Comencé a hablar sola:

-Hola Roxana. Espero que estés muy bien en donde estés, la verdad aquí yo no estoy muy bien- acariciaba su lápida con mi mano- dicen que por ahí donde tú estás no hay hambre, dolor, sufrimiento, tu mamá encontró la página que teníamos, me culpa de tu muerte, tú más que nadie sabe que yo no quería hacerte daño, era nuestro secreto, me dejaste Rox, cada día que pasa desde que no estás me pregunto tantas cosas, y en ninguna tengo respuesta. Perdóname. De verdad perdóname… si supieras que es lo que yo ahora estoy viviendo aquí, me he perdido Roxy, me perdí a mi misma, perdí a mis amigas, perdí la confianza de mi madre, te perdí a ti y ahora me estoy perdiendo yo, me haces tanta falta, tus palabras… ¿Recuerdas cuándo me dijiste que ya no te necesitaría? Fue la última vez que nos vimos, pero quiero decirte que te equivocaste, porque me haces mucha falta. Mira te traje un rosa, blanca como el color de tu blusa preferida, bueno amiga, tengo que irme, te extraño y no te olvido.

Recogí mi bolso y caminé entre los árboles del cementerio, se percibía una paz única, y no paraba de llorar, me sentía realmente mal, yo sólo quería morirme, sentí que yo ya no tenía nada que hacer aquí, que solo era un estorbo, que ya no quedaba nada de la Alejandra que era, simplemente no conocía nada de lo que era ahora y tampoco quería a la persona que se reflejaba en mí.

Al llegar a mi casa fui a sentarme a la mesa a comer.

-Ale ¿Dónde estabas?

-Fui al cementerio a visitar a Roxana.

-Me llamaron de la escuela, estas a punto de reprobar 3 materias hija, no porque estés en tu tratamiento significa que puedes abandonar la escuela.

-Sí no te preocupes luego veo eso.

-Me desespera verte así, ya hice lo que tenía en mis manos, y tú no quieres dar tu brazo a torcer, nadie podrá encontrar una solución más que tú, piensa en ello.

Mi mamá se levantó muy enojada de la mesa, hice la comida a un lado, me subí a mi habitación y dije: Encontraré mi propia solución. No te preocupes más por mí.

Fragil //Terminada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora