Prólogo

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Entré a la gasolinera para comprar algunos productos. Una que esta un poco alejada de la ciudad y más adentrada al pueblo. Las luces del establecimiento apenas y servían ya que algunas más que otras parpadeaban constantemente, solo habían dos personas dentro mirando cualquier tipo de producto que pudiesen comprar.

Por la localización del establecimiento no venían muchas personas con frecuencia por ende era una pobre cabaña en el medio de la nada, las únicas personas que entraban aquí eran aquellas que se encontraban sin gasolina en su auto desprivilegiado.

El suelo de madera está tan viejo que cada paso que doy con mis botas de cuero negras dentro de la cabaña cruje y estoy por pensar que se caerá. El vendedor no es más que un simple viejo verde sudoroso observando cada movimiento que hacen aquellas mujeres merodeando por el pasillo sin despegar su vista, por suerte llevo puesta una campera sobre una camisa de lana negra y unos jeans no tanto ajustados.

Apuesto a que se estarán preguntando ¿Que demonios hago en éste lugar?

Bueno, la respuesta es simple: mi cachivache se quedó sin gasolina rumbo a casa después de haber ajustado unos negocios en el pueblo y solamente pasé a llenar su tanque pero también aproveché de dar un vistazo aquí dentro. Paso por los pocos pasillos y lo que noto al final de uno es la enorme despensa que hay al final de la cabaña que debería de encontrarse con hielo pero en su lugar hay algunas bolsas con un líquido de un color extraño y pocas bolsas derramadas donde alguna vez hubo hielo; omitiendo el hecho de que hay moscas congeladas allí. Que asco de lugar.

Cuando miro el reloj en mi muñeca calculo que no falta mucho para que el tanque se llene de gasolina. Paso por el pasillo del medio viendo la poca variedad de gomas de mascar, al final decido por unos con sabor a fresa, agarro seis paquetitos; veo hacia los lados del pasillo, saco la goma de mascar que tenía en mi boca; abro una de las de fresa y la mastico, mientras que en la envoltura coloco la que tenía antes y la guardo en mi bolsillo y sigo mi camino.

¿Qué creían? ¿Qué la arrojaría al suelo? No me gusta contaminar los ambientes, no soy esa clase de persona.

Además agarro un alcohol, una botella de agua y una botella de licor. Nunca está de más un trago.

Saco los billetes de mi bolsillo y se los arrojo al hombre, él contento por los frescos billetes verdes los atrapa sin ningún desgano, los huele y los guarda. La campanilla suena cuando salgo del establecimiento y me dirijo a mi auto, antes volteo para ver si alguien notó cuando comí la goma de mascar. Ninguna observación.

Saco la mangera de gasolina, la coloco en su lugar y me adentro al auto. Nadie lo notó, y sí no lo notaron mucho menos notarán que esos billetes eran completamente falsos. No me juzguen, técnicamente no es robar solo me salieron por una parte gratis, y digo por una parte porque esos billetes falsos no me cayeron del cielo.

Arranco el auto y emprendo el camino a casa.

Después de estar en un ajustes de negocios en el pueblo Goodsprings con el frío a casi calar los huesos no era trabajo fácil, claro, no fue por voluntad propia. Básicamente mi jefe me mando a hacerlo.

¿Por qué carajos no vino él?

Muy fácil. Según su ley "Lo que el jefe dice, se hace".

Si muy bien sé, yo no lo veía como mi jefe, en realidad ninguno lo veíamos como nuestro jefe. Simplemente eramos un grupo al que les gustaba divertirse un rato, siempre y cuando el dinero este involucrado pero al pasar del tiempo se nos ha vuelto como una especie de "trabajo" por así decirlo.

Pero claro, únicamente yo no lo hacía porque me pareciera divertido sino porque lo necesitaba, no obstante, a veces si me divertía porque no quedaba opción.

Mi trabajo normalmente era en las horas nocturnas por lo que en el día planeábamos el proceso.

Yo no describiría mi trabajo como robar, más bien es algo así como estafar, sí, somos estafadores. Pero no unos estafadores cualquiera.

Somos Los estafadores de Las Vegas.

-RosesAndCats

Los Estafadores De Las Vegas  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora