U N O

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🥀| La librería.

Para Raven, todos los días en su trabajo era los mismo. Gente que preguntaba por libros y se equivocaba fatalmente en los títulos, o personas interesadas en sus próximas lecturas que solo se acercaban curiosos a observar los pequeños libros de cada sección. Luego estaba la gente que preguntaba sobre los libros y no terminaban comprando nada.

Lo único que hacía la diferencia en su día a día, eran las pequeñas lecturas que normalmente aprovechaba. Siempre había un libro debajo de su escritorio a un lado de la foto de sus padres y normalmente, al lado de una hamburguesa.

Pero ella no podía negar que amaba su trabajo, vivir rodeado de libros podía ser cansador, pero era todo lo contrario para Raven, era algo realmente hermoso para ella. Aprovechaba cada segundo que pasaba y siempre establecía conversaciones con los demás trabajadores de la librería de los cuales, solo con uno mantenía una amistad.

Sus padres siempre le habían dicho que se buscara un trabajo mejor y que dejara su fetiche con los libros, a lo que Raven siempre se había negado alegando que a ella le encantaba su trabajo y que le hacía feliz.

—¿Ahora qué estás leyendo? — Su amigo, Chester, observa por encima de su hombro el libro en el que Raven mantiene su mirada concentrada, la chica solo se encoge de hombros y da un suspiro antes de cerrar el libro, no sin antes poner un marca páginas evitando perder su lectura.

— Una historia de amor muy hermosa, se trata sobre dos chicos, la encontré en una de las cajas de abajo. — Menciona Raven tomando su hamburguesa de la mesa y dándole una mordida sintiendo la mezcla de sabores en su boca.

—Aún no entiendo como es que Pete te deja tomar los libros. — Menciona Chester apoyando su cansado brazo en la mesa.

Pete era el dueño de la librería, con el cual Raven consiguió una rápida amistad después de que esta le contara la ridícula historia de su nombre y fuera contratada. Pete no aparentaba mas de 40 años, muy alto y casi siempre con una cálida sonrisa en el rostro, es de hombros anchos y gran espalda, además de tener unos bellos ojos esmeraldas que los trabajadores habían elogiado mas de una vez.

Y Raven, al ser su amiga, sabía que Pete atravesaba problemas matrimoniales y una discusión por la custodia de su hija, por lo que últimamente había estado estresado y gritándole a todo el mundo. Por lo que a todos les sorprendía que Raven aún tomara los libros cambiados que habían sido guardados en las cajas de abajo en una especie de sótano.

—Pete está ocupado como para notar que le faltan libros en las cajas.

Chester resopla con una sonrisa en el rostro mientras observan a una señora elegir entre los millones de libros de lectura juvenil, los dos jóvenes supusieron que sería para algún regalo o algo así.

Chester no parecía tener 22 años, pues era muy bajo y de contextura delgada. Algo que a Raven le había gustado de él, era su rebelde cabello que se componía de puros rizos que le llegaban hasta el cuello y que además tenía unos preciosos ojos azules que a veces con demasiada luz variaban a verdes.

—Aún así no creo que sea correcto que tomes la mercadería y mucho menos que te la termines quedando — Chester se cruzó de brazos al terminar de hablar y fingió una cara de autoridad que al final terminó en una fina sonrisa. — pero como no soy el jefe, realmente no me importa. 

Raven le dio un pequeño golpe en el hombro que fue recibido con una pequeña queja de parte de Chester.

Raven ya llevaba tres años trabajando en la librería y había conocido a Chester debido a que fue la primera persona que se presento y que le ofreció mostrarle las secciones de libros. Luego ambos fueron por un café y compartieron varias anécdotas hasta que ambos comenzaron a llamarse amigos. 

La teoría del amor • S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora