T R E S

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🥀|Los pensamientos de Shawn.

Amelie se dirigió a la mesa con Raven y Chester, tenía el café humeante en la mano y se balanceaba con cuidado de no quemarse.

—Muy bien, ya me tienen aquí con ustedes — Exclama la francesa sentándose, toma una de las galletas de Raven mientras soplaba su café.

—Eso es genial, ya que deberías despegarte un poco del trabajo — Dice Chester mientras le da un sorbo a su café sin dejar de observar los ojos verdes de Amelie, quien no parece notar la mirada de Chester.

Mientras, por la mente de Raven, solo piensa en la biblioteca, en que si ha ordenado los libros correctamente.

—¿Y bien? Raven, cuéntame lo del chico — Menciona Amelie, con una voz dulce y acaramelada, sin perder en medio de su inglés, el maravilloso acento francés.

Raven solo resopló, sonrió burlesca recordando su enojo y lo ridícula que se veía enojada. Pero en cierto modo amaba ser como era.

— Oh, nada nuevo en esta estúpida sociedad. Un chico grosero, eso fue todo.

Amelie le observó burlesca. Sorbió un poco de su café y sintió el calor del líquido inundarle la boca mientras se reía en su interior de lo sucedido con su amiga.

— Oh, y además se burló de su nombre. Eso es divertido. Incluso yo me rio de tu nombre — Se burló también Chester, Raven le dio una mirada amenazante a lo que el chico temeroso dejó de reírse.

—No entiendo por qué todos se burlan de mi nombre. A mi me parece lindo — Mencionó Raven pero al instante bajó la mirada a su café avergonzada. — A quién engañó. Yo también me rio de mi nombre.

—Raven, no nos reímos de tu nombre. Bueno, yo sí. Pero Amelie se ríe de la razón de tu nombre. — La francesa asintió con rapidez. A decir verdad. Lo que mas avergonzaba a Raven era la razón de su nombre, aunque eso también le causaba gracia. Siempre se preguntaba en qué estaba pensando su madre, porque fue ella la que escogió el nombre.

Raven solo dejó salir una carcajada antes de volver a beber otra parte de su café. Se quejó un poco porque se dio cuenta que quizás se había pasado un poco al echarle azúcar, aún así, se bebió gran parte de él de un sorbo.

—Hablando del chico, no parecía ser cliente frecuente. Creo que era su primera vez en la librería.

Chester miró a Raven en cuanto dejó de hablar y le dio un vistazo rápido a Amelie.

— Si es así, espero verlo mas seguido. Seguro me dará su número — Fantaseó Chester cerrando los ojos mientras se imaginaba aquel momento y pensaba en lo que pasaría.

Chester estaba intentando resignarse a que nunca llamaría la atención de Amelie, así que se fijaba en otras personas. La francesa nunca había pensado en Chester de esa manera y Chester aseguraba que eso nunca pasaría. Mientras Raven, su vida amorosa parecía no florecer hace mucho, pero eso no le afectaba ya que parecía estar bien consigo misma.

—No pasará, Chester. El chico ni siquiera te miró.

Chester se puso una mano en el pecho ofendido ante las palabras de Raven, quien lo había dicho con el afán de herir a su amigo de una forma amistosa.

La teoría del amor • S.MDonde viven las historias. Descúbrelo ahora