Narra Thaiel:
Nos quedamos anonadados al ver como le dan una paliza a aquel pelinegro, a la distancia. El detonante para que Axia corra para ayudar al pelinegro, fue cuando este es derribado por el castaño, cual tiene la intención de matarlo.
– ¡No, Axia espera! – gritó Maguie, corriendo tras de ella.
– ¡Maguie! – tomé el brazo de la pelirosa y la detuve antes de que alcanzara a Axia – ¡Axia! – para detenerla ya era muy tarde. Jalé a Maguie del brazo para que se quedara con las gemelas y su hermanito, teniendo miedo de que ella salga lastimada en la pelea. Conociendo a Cris –el castaño– es peligroso, y puede matar a cualquiera con su navaja de bolsillo muy bien escondida. Practica kick boxing, y tiene una fuerza descomunal.
– ¡Thai dejame ir! ¡es mi amiga, no permitiré que le suceda algo malo! – gruñó Maguie, mirando enojada.
– Hazme caso, ese chico es peligroso yo iré. Quedate con tu hermano y con las gemelas. – hablé.
– ¿Y dónde están? – los dos volteamos en todas direcciones pero no estaban. Salimos del pasillo con algo de miedo por lo que le pueda ocurrir a Axia, pero me convencí de que ella es casi igual de fuerte que Cris.
Salimos de esos pasillos para abrirnos mas al parque. Buscando cerca de la fuente, al mirar hacia la entrada del hospital pudimos ver a tres niños siendo llevados de la mano de una pareja. Juana, Ramona y Román, eran ellos. Alerté a Maguie y corrimos a mas no poder hasta ellos. Tenía mucha preocupación por ellos, en cierta parte me sentía culpable de dejarlos sin supervisión.
– ¿¡Oigan que carajo hacen con nuestros hermanos!? – encaró Maguie primero.
– ¿Niños de que hablan? Son nuestros hijos. – Dijo la mujer a punto de irse, pero yo la jalé del brazo regresándola al patio.
– ¡Juana, Ramona! – dije.
– Thaiel mira, nos van a llevar a tomar helado. – Comentó feliz, Ramona.
– Si, Thaiel, no te preocupes. – Replicó, Juana. – Luego volvemos hermanito –.
– Nos vemos luego, Maguie. – Saludó, Roman.
– ¡Tu no te vas a ninguna parte! – enfureció Maguie, tomando del brazo a su hermano e intentando que suelte al hombre.
Todo se estaba poniendo tenso, a la vez muy extraño pero no iba a permitir que ellos se marcharan con nuestros hermanos. Cuando vi mejor a la pareja me di cuenta que ambos traían la bata blanca de los internados del hospital. También, tenían una tarjeta abrochada, la que tenía una inscripción que decía: "Área E2, geriátrico". Ya lo entendía todo.
– ¡Basta! Son nuestros hermanos – forcejee hasta arrancarlos de su agarre – ¡ahora larguense! – grité para luego irnos, pero la mujer comenzó a gritar, llorar y querer llamar la atención.
– ¡Xabi, Xabi! ¡mis hijos! ¡mis hijos! – debó admitir que cuando dijo eso y con la entonación de cómo lo decía daba cierto yuyo.
Intentamos correr pero el hombre se nos acercó queriendo intimidarnos. Maguie al ver eso se colocó delante de mi y los niños para soltar un puñetazo en la cara del señor, el cual luego de el golpe hizo cara de puchero para darse media vuelta e irse con la mujer en lágrimas.
– Ya verán, llamaremos a la policía... ¡policía! – regresaron al hospital pero sin los niños.
Abracé con preocupación a las gemelas, como Maguie abrazó a su hermano.
– Bueno, creo que no somos tan malos cuidando niños como pensé. – Replicó Maguie y tomó mi hombro.
– Será mejor que los dejemos con mi madre – dije – ella tiene oficina propia, donde nadie entra. Y hay computadoras e intenet se divertirán de paso.
– Si. –
Un pensamiento rápido cruzó por mi mente, recordando a Axia.
– Espera, ¡Axia! – corrí hasta el lugar donde estaban, donde la pude ver tirada en el piso, y al pelinegro. Axia estaba completamente lastimada, herida y débil. La furia se adueñó de mi, y llegando a Cris lo patee en donde mas duele para luego tirarlo y golpearlo. Tan consumido en furia lo golpee en el estómago y en la cara con ambos puños, al mismo tiempo.
Luego de dejarlo inconsciente, me acerqué a Axia y al pelinegro.
– ¿Están bien? – dije para luego abrazar a mi primita.
– Si. Tranquilo Thai, estamos bien... creo. – Replicó ella.
Cuando volteamos hacia el lugar de donde veníamos por escuchar pasos, vimos a Maguie, mi tía y otra señora mas. Se notaban con preocupación.
Mi tia nos llevó a los tres a una sala para curarnos. A mi y a Cris nos ubicaron en otra sala. Por suerte para mi solo tenía mis nudillos ensangrentados por la cantidad del golpes que di. De un momento a otro entró Maguie preocupada.
– Que bueno que estás bien Thai – me abrazó – me preocupaste mucho.
– No fue nada, solo me duelen un poco las manos. – Repliqué.
– Fuiste muy valiente, enserio – me miró con sus lindos ojos marrones. No pude evitar darle un beso en la mejilla. Luego, ella tomó mi cara y me besó en los labios.
Nunca había sentido una mejor sensación. Quería que el tiempo se congelara en ese instante. Le seguí el beso y después nos quedamos charlando en la sala de diversos temas. Justo allí me di cuenta de que, el amor no es tan una mierda como parece, de hecho es mucho mejor si estás con la persona correcta.